DERRUMBE

Rugió la cordillera antes del desprendimiento inesperado.
Día diáfano para quienes se dirigían vía terrestre a los centros de esquí más importantes de la provincia de Río Negro.
La noche anterior había nevado copiosamente.
Es habitual en esta época del año.
Los pobladores estaban asombrados por la intensidad de las nevadas.
Según los meteorólogos había transcurrido medio siglo desde que se produjeran nevadas de esa magnitud.
La acumulación de nueve era excesiva.
Cansadamente se desplazaban por los techos a dos aguas de cabañas y viviendas.
Los turistas entusiasmados ante la perspectiva de desarrollar el más conocido deporte invernal.
No sucedería nada de ello.
Inesperadamente rugió la montaña.
Asustados los guarda parques y turistas pensaron equivocadamente se trataba del rugido de un animal herido de muerte.
Otros lo compararon con el grito desesperado de una madre, ante la pérdida irreparable de su hijo.
Ninguna de esas instancias.
Gritó el fondo de la tierra, antes de derrumbar sobre la ruta toneladas de piedra.
Villa la Angostura y San Carlos de Bariloche comenzaban su aislamiento.
Afortunadamente no hubo víctimas fatales.
El derrumbe solo afectaría a las ciudades mencionadas.
La ruta panorámica que une de norte a sur nuestro país estaba obstruida por miles de toneladas de piedra encantada.
¿Habrá sudo el derrumbe un anuncio hacia los poderosos que creen ser deidades griegas?
¿Un llamado de atención a esas pseudo divinidades que tienen el corazón de piedra?
¿Habrá escuchado el mensaje generado en lo más profundo de la tierra?
¿Acabarán de una vez por todas, los autoritarismos del discurso, lesionando a un pueblo manso hasta que despierte?
¿Han de ser nefastas las consecuencias?
¿Qué hacer cuando se enoja Gea?
No es necesario arrodillarse.
Basta con un examen de conciencia con el fin de modificar los senderos equivocados que a muchos perjudican.
No tengo demasiadas respuestas para aseverar si fue el grito de una fiera herida o el de una madre que no acepta la ausencia de su hijo.
Son Ustedes quienes tienen la palabra para dilucidar el eje de este acontecimiento, jamás vivido.
Los caminos terrestres quedaron interrumpidos.
Dos ciudades completamente aisladas.
Ningún turista extranjero podría admirar la belleza del camino de los siete lagos con su policromía llamativa.
De una ciudad a otra durante casi un mes se conectaron vía acuática.
No se podía dejar a una ciudad turística por excelencia aislada del resto.
¿Recordas nuestra visita a Villa La Angostura.
Nos maravillamos al observar esos siete lagos argentinos que tenían el color de los sedimentos más profundos.
Llegamos a desayunar a una pequeña cabana.
Estaba precedida por canteros repletos de rosas multicolores.
Nos asombró la dimensión de cada una de ellas.
Ignorábamos, las cenizas volcánicas alimentaban la fertilidad de aquellas.
¿Quiénes, alimentan las cenizas de los muertos?
¿El intelecto de quienes los aman más allá de la razón?
¡Así te quiero yo!
No tengo límites.
Tampoco el amor maternal o fraternal los tiene.
Es un sentimiento difícil de describir.
Solo se siente en las entrañas de la vida que de a poco se va extinguiendo.
Ayer, luego de trabajos intensos, se habilitó solo una mano de la ruta de los siete lagos.
Dinamitaron la montaña con el propósito de evitar nuevos desprendimientos.
Desearía equivocarme.
¿Cuándo dejarán de desafiar, a la naturaleza?
Provocan conmoción estos episodios.
Particularmente para esta mamá que añora la presencia de su hijo ausente, el daño es irreparable,
Imposible no recordar la rosa robada de un cantero que no se podía tocar para agasajarme.
Siempre en todos tolos detalles.
Los pétalos sin vida de la flor están entre las hojas de un libro.
¿Dónde estás vos, vida de mis entrañas?
¿Has notado que cada día que pasa aumenta el amor mutuo?
¿Puedo rogarte vuelvas a mis sueños?
¿Por qué no aparecés, como antes?
Necesito verte para darte un beso.
¿Cuándo me llevarás a tu lado?
¿Cómo expresar cuanto te necesito?
¿Sabías que para estas fechas trato de estar debajo de una piedra?
No tiene flores como los acantilados de mis sueños, desafiando el agua salobre para mostrar su belleza.
Ayer se reabrió la ruta de los sueños compartidos.
¿Cuándo se producirá la apertura de la que me lleve a tu lado?
¿Has notado mi desesperación por verte?
¡No puedo más!
Es un designio del destino, inesperado someter a una mamá a que pase más de mil cuatrocientos días, horas, minutos y segundos sin poder abrazar a su hijo?
¿Podrían comunicarme que están esperando?
¿A que se debe el nivel de semejante martirio?
¿Quieren parecerse a ese alud de piedras para que me separe de mi descendiente?
¡Nunca!
¡Jamás!
No he de claudicar en mi búsqueda.
Debería avergonzarles semejante acoso.
¿Pensaron mermaría el amor a mi hijo?
¿Dónde radica tanta soberbia endeble?
Una mamá en iguales circunstancias que las mías, es capaz de todo.
Estoy sola,
Es cierto.
Ello no me quita fuerzas.
Al contrario la energía que derrama mi amado hijo se multiplica.
Escuchen el rugido de la montaña antes del desastre.
No la desafíen.
Todo aquello que va, regresa.
Puedo seguir esperando el reencuentro con el ser que más amo en este mundo.
¿Desean enfrentarme?
¿No han pensado pueda tener reacciones violentas?
De ninguna manera soy piedra que da alaridos antes de obstruir el camino.
Simplemente soy una mamá que ama locamente al hijo que trajo a la vida para que viviera.
¡Mírenme!
Las únicas armas que puedo mostrar son mis letras,
Ellas expresan el amor inconmensurable que inspira mi hijo.
¿Temo a la soledad eterna?
No.
El dueño de las más bellas siete letras que conforman su nombre, anticipó este estadío.
Nada reclamo.
Solo deseo no perturben los enlaces que a diario establezco con mi hijo.
No quiero interferencias para expresarle la calidad de mi amor.
¿Lo demás?
Es solo una ocurrencia del destino.
Sería necia si no expresara que la soledad duele.
Nadie es responsable de la misma.
No hago referencia a nadie en particular o especial.
A todos los que me acompañaron les agradezco desde lo más profundo de mi alma.
Solo deseo que mi realidad no se derrumbe dando gritos como la cordillera, antes de el reencuentro con mi hijo.
Nada tiene importancia más allá de él.
Sabe que lo amo con intensidad loca.
Es el único que comprende a su mamá.
¿Hijito volverás a aparecer en mis sueños?
Deseo darte un beso.
Tal vez los que están guardados en la mochila que cargo en la espalda, te los pueda acercar personalmente.
Aumenta la desesperación, ante el silencio no esperado.
Deseo escuchar la sonoridad clara de tu risa.
¿Cuándo podré abrazarte?
Nadie responde a mis dilemas.
Tendré paciencia hasta el final desconocido.
Por favor no olvides cuanto te quiere tu mamá.

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