EL JARDÍN DE ASTREA

Si tuviera los dones de una deidad de cualquier cultura en la que tuviera cabida la mitología.
Eliminaría del calendario el mes de agosto.
Desde tu ausencia para mí, es sinónimo de horror y desamparo.
En este enlace diario al que he tenido acceso desde tu partida temprana con el propósito de estar cerca de ti, deseo una vez más referirme a la diosa de las estrellas Astrea.
Última divinidad inmortal.
Hija de Zeus y Temis.
Su padre portaba una corona de rayos, transportados por su heredera en forma de corona.
Tal era en la antigüedad la importancia de ese dios en la, Edad Dorada, de Grecia, como sus padres pertenecía a la familia de las Titánides.
Temis su mamá, representaba la justicia de los hombres o terrenal.
Muchas veces, la diosa de las estrellas era confundida con Dice, su hermana, venerada como una de las horas del día.
Astrea planteó al gran dios Zeus, el deseo de no vivir en la tierra, pues si intención no era contraer matrimonio con ninguno de quienes la pretendían.
Fue premiada por su progenitor.
La dotó de alas para que pudiera ascender a los cielos, muy cerca de las estrellas de quienes sería la representante.
Previamente le entregó una balanza de oro, como la que lleva quien representa la justicia terrena.
Ella se ocuparía de la llamada justicia divina que está en ese lugar tan enigmático como el sitio que sería su morada.
A cargo del transporte de los rayos de su corona, estaría su asistente Niké.
Otros autores griegos de aquella época dicen que su madre era Eos, madre de los cuatro vientos y El Rocío el hijo por el cual llora pues fue asesinado.
Asttrea después de un tiempo, quiso tener un jardín, parecido al que tenía en el templo en suelo terrenal.
Misión casi imposible, en un lugar tan lejano.
Para esos entes divinos, la palabra imposible no existe.
Todo se intenta.
Sabemos que a mayor altura, la temperatura es menor.
En uno de los descensos a la tierra que fueron muy pocos, se contactó con un sabio para conocer, cuales eran las especies a cultivar en el lugar que estaría para siempre.
El jardín de Astrea tenía rosas.
Las mariposas que revoloteaban entre las estrellas brillantes eran de cristal.
Así la deidad no extrañó más, los jardines que circundaban el Olimpo.
Ella tenía un enclave especial.
¿Preguntás por qué vuelvo a mencionar a esta divinidad en este enlace?
Como expresara su padre le regaló una balanza de oro, representando a la justicia divina.
Ese objeto simboliza a Libra, tu signo zodiacal.
¿Casualidad?
¿Causalidad?
No es necesario creer en las palabras escritas por pseudo conocedores de todo que en definitiva resulta nada y se convierten en los autores de los horóscopos.
No creo en aquello que no se puede comprobar.
En cambio, sí, en la existencia de las constelaciones.
¿Alguna vez escuchaste sobre la existencia de la “Constelación de Libra”?
Esgrimir algunos descreimientos, no invalida el conocimiento.
¿Puedo pensar que en ese espacio misterioso en el que se supone, estás, ¿Existen jardines?
¿Mariposas de cristal?
Puede ser que no se parezcan a los de la diosa griega, sin embargo en el siglo XV, el poeta florentino Dante Aliguieri, en La Divina Comedia, relataba sus conversaciones con Beatrice, a quien le contaba la existencia de las maravillas del Paraíso Celestial.
Presumo que solo quienes están allí, son los dueños de las respuestas a tantos dilemas.
Ciertas religiones y culturas, refiero a las más antiguas, hablan de la existencia de otros mundos.
De ser de esa manera, sería esa probabilidad, argumento de nuestro reencuentro.
Como maginarás, nada debo hacer en el mundo terrenal.
Si tus bellos ojos pueden observarme, habrás comprobado que en ocasiones no tengo con quien hablar.
¡Es penoso, querer y no poder!
No llevaré demasiado equipaje.
Entiendo que no es necesario.
Mi único deseo es compartir cada minuto a tu lado.
No quiero más dilaciones.
No comprendo este cautiverio.
Cuando la vida se transforma en algo demasiado para seguir, prefiero aferrarme a tu axioma, uno de los favoritos “Nada dura para siempre”
¿Vuelvo a inquirir que sentido tiene estar acá?
Llevo casi cuatro años preguntando ¿Qué hice mal?
¿Cuál fue la equivocación para semejante castigo?
El abuso de determinadas situaciones, mi tiempo, es temerario cuando el mismo no se argumenta.
¿Mis palabras serán llevadas por el viento?
¿Hacia donde irán?
Tesoro de mi alma, necesito tu ayuda para transitar estos días tan traumáticos.
Sé que siempre estás.
¿Cuándo regresarás a mis sueños?
¿Cuándo volverás a sentarte en el borde de mi cama?
Cada noche dejo un espacio de la ventana abierto.
Imagino llegará tu esencia para decir “Hola ma”.
Como es costumbre no dejaré de pedirte, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=GnpAkSXyYGo