Wednesday, August 07, 2019
DESPERTAR DEL SOL
Con las alas del sueño, en un día tan especial como hoy, necesito pensarte de la mejor manera con el propósito de alejar un poco esta pena que produce abatimiento.
He de dirigirme hacia uno de tus lugares favoritos.
Es el territorio de Poseidón.
Dios de las aguas.
A veces hieráticas.
Para cuidarte las mantenía en calma.
Sabía era tu gusto desplazarte en ellas demostrando tus dotes de eximio nadador.
Don que adquiriste desde edad temprana.
Casi se paraliza mi corazón cuando te vi zambullirte en la pileta del hotel donde nos alojábamos en una provincia mediterránea de nuestro país.
Más adelante, ingresarías a otros espejos de agua.
Ríos serranos de aguas tan transparentes, que permitían observar la agilidad de tus movimientos.
Nunca tuviste temor.
El miedo me apresaba a mí.
En esta época del año, el amanecer demora en llegar.
Podré ver, despertar el sol.
El sueño me llevó a la orilla del mar.
Las olas nunca se detienen.
Están acostumbradas a llegar desde las profundidades, para morir en la playa dejando delicadas marcas en la arena dorada que otras borrarán en su danza continua.
Mueren las olas desde la creación.
Mueren los seres humanos desde aquellas eras que han quedado en la historia de la humanidad.
¿Por qué todo nace para luego fenecer?
¿Nadie tomó en cuenta que te traje a la vida terrenal para que vivieras?
Lentamente los colores rosados del albur van despidiendo a Nuit, la diosa griega de la noche y los misterios que no se pueden develar.
¿Quien arribará para ocupar el lugar de aquella?
Dafne la divinidad de la alborada.
Despedirá a Eos, quien partirá hacia los cielos para llorar al asesinado Rocío.
Dramático para una mamá ver morir a su hijo en episodios violentos.
Las deidades griegas ordenadamente, esperan el turno para aparecer en el escenario de las entelequias, en el Olimpo.
Mientras esperan discurren sobre la función de cada uno de ellos.
Pronto aparecerá en el horizonte el sol o Ra.
Apenas se nota su ascenso.
Parece ha descansado bien.
El dorado rostro está radiante.
Produce colores rosados en el firmamento.
Un espectáculo maravilloso para la vista.
Posee la fuerza suficiente para acariciar las almas heridas, intentando vanamente sanar las cicatrices dejadas por el dolor.
Le pide a Poseidón deje por un rato tranquilas las aguas del mar azul.
Es su turno.
Desea ofrecerte un espejo de líquido medianamente tranquilo para que puedas nadar.
¿Lo harás?
¿Podrás recuperar la forma de tu cuerpo, que a tu pedido el calor convirtió en cenizas?
¿Quiénes te observen tendrán la posibilidad de admirarte como ayer?
Hoy no es un día como cualquier otro.
Hace cuatro años a la salida del médico decidiste cenáramos justo en un sitio del que eras habitué.
Todos los temas se trataron en esa velada.
El clima helado acompañaba el preludio del horror.
Uno de tus hermanos de la vida quiso recrear ese día.
La distancia me hace ver esos momentos como una despedida anticipada.
Sin testigos.
Solo vos y yo.
Al principio le dije a tu hermano del alma que volveríamos a ese sitio para recrear el momento.
Maravilloso acto de nobleza de su parte.
Como bien imaginás, evalué todo lo que podría ocurrir.
Luego de desmenuzar la invitación, le dije que prefería no ir.
Creo entendió mi postura.
No tengo que entristecer su vida.
Es leal.
Hubiera sido demasiado doloroso regresar al último sitio donde hablamos con tanta profundidad pese a tu juventud.
Nos dijimos cuanto nos queríamos.
Recuerdo tus retos.
Lloviznaba.
Había olvidado la capucha de mi campera.
¿Una vez más te preocupaste por tu mamá?
Faltaban solo tres semanas para tu viaje a la eternidad y pensabas que podría hacerme mal la lluvia.
¿Comprenderán ahora por qué siempre afirmo que sos un hijo especial?
¿Cómo se hace para soportar la llegada del fin?
¿Por qué siempre has mostrado tu solidaridad?
La sabiduría y generosidad forman parte de tu amada esencia.
No es lo mismo describir ese momento a través de las letras que pasarlo junto al ser que más amo en el mundo.
Mientras sigo el ascenso de la estrella más grande del universo, no puedo dejar de pensar en ese hijo vital que en pocos días se fue para no regresar.
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
Cada noche, sosteniendo tu documento en la mano del corazón, pido aparezcas.
¿A que se debe esta ausencia onírica?
¿Podrías describir el sitio donde estás?
¿Es calentito como un abrazo compartido?
No quiero despertar como el sol.
Es la única manera de mantener la utopía de pensar vendrás a visitarme en estos sueños.
Dejan de ser amados, cuando no te puedo ver.
No quiero ver la llegada de la noche en la orilla del mar.
Lamento despertar una vez más.
¿Cuándo terminará este martirio?
¿En que fecha emprenderé el viaje que tanto sueño?
Silenciosas ruedan las lágrimas por mi rostro.
No puedo evitarlas.
Todo lo relaciono con tu esencia.
¿Existirá alguien capaz de escuchar el clamor de esta mamá?
El próximo domingo me deberé sortear otra prueba.
Quiso el destino en sus continuas jugadas, tenga que emitir mi voto en el Instituto donde diste tus primeros pasos en la enseñanza.
¿Has visto que cambiado está?
¿Qué sensaciones tendré a la hora de atravesar esas puertas?
Pensaba no ir.
Entendí que nada soluciono, evitando acudir a lugares en los que hemos sido inmensamente felices.
Nada es casual.
Tesoro sabés que te amo.
Elegí para este maravilloso enlace, recordarte en otro de tus enclaves preferidos.
¿Estará dormido el sol?
¿Cuáles son los sueños que te atrapan en ese sitio tan enigmático que deseo compartir con vos?
Te pido me esperes.
Intentaré llegar para abrazarte.
Cuando ello ocurra, no tendré necesidad de pedirte, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=DzKpH9HJ_tg
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