Como es
habitual deseo saludarte como lo hago a diario para demostrarte la intensidad
de este amor maternal que ni siquiera podrá disolver la eternidad.
Mañana
especial donde lloran los recuerdos con lágrimas indelebles.
Hace cinco
años después de la consulta médica donde tímidamente aparecía el horror, a la
salida de la clínica decidimos cenar juntos los dos en un lugar donde pudiéramos
despedirnos solo nosotros dos.
En aquel instante
juntos evadíamos la realidad portadora de la tragedia inesperada.
Si bien
ambos avizorábamos el final, queríamos alejarnos de nuestras vidas.
Veintiún
días después, tu esencia dejó de sufrir.
¿Cómo
aceptar a paso firme la muerte apuraba el paso?
¿Por qué no
la pude detener?
Imposible
ante un ente determinante que había elegido por nosotros sin previa consulta.
Ese
anochecer llovía.
No tan
copiosamente como hoy.
Antes de
comenzar este enlace mágico saludé por su cumpleaños a uno de tus hermanos de
la vida.
Por razones
del aislamiento no podrá festejarlo acompañado de sus padres.
Envié
saludos a su mamá ya que ella celebra un año más como tal.
Lis
cristales de la ventana están empañados.
Si
estuvieras aquí dibujarías como en cada lluvia tu nombre amado.
El espanto
se acerca ante la ausencia.
Traje al
lado de la computadora el teléfono para no levantarme cuando suene con su
triste melodía.
No la
cambié, es igual a la de tu móvil.
La mueca de
una sonrisa se dibuja al recordar los intercambios de chip, en el mío estaban
agendados, algunos contactos tuyos.
Hasta en ese
pequeño detalle, la simbiosis era total.
¿Llueve en
ocasiones en el cielo que deseo de manera ferviente estés?
¿Cuándo tendré el privilegio de conocerlo para darte el beso
aletargado.
Abrazarte es
otra de mis utopías sin cristalizar.
Imperiosamente
deseo darte calor.
¿Será
posible cumplir nuestros anhelos?
Percibo son
compartidos.
Esta
madrugada soñé con vos.
Un sueño
loco como todos los que protagonizás.
Cambiábamos
todos los objetos de lugar, para luego colocarlos como al inicio.
En un
momento sentí un profundo dolor en el pecho.
Intentabas
ocultar tus lágrimas.
La belleza
de tu rostro estaba empañada por la angustia.
¿Será que en
estado onírico todo se mezcla?
Parecías
tener necesidad de contarme algo.
Como antes
cuando se trataba de sucesos tristes, preferiste callar.
¿Cómo hacer
para satisfacer tus necesidades?
¿Cómo hacer
para que sientas nunca estarás solo?
Es
dificultoso cuando en la distancia se interpone la eternidad.
¿Quién seca
tus lágrimas de soledad?
Acudí a la
Señora Bonita, es una de las personas que más te amó.
Contale que
su amorosa hija está preciosa.
Es una
caminante que no claudica ante el tormento.
Su sol
veinteañero está consolidando objetivos jamás imaginados.
Es increíble que pese a su juventud, conozca su
derrotero y cual es el camino para conseguir sus sueños no sean entelequias
sino hermosas realidades.
A la postal
que tenía de ustedes dos sumo otra que compone la trilogía de los afectos.
Esas
pinceladas de confort, estimulan mis sentimientos en su total plenitud.
Continúa
lloviendo de manera pertinaz.
Los
cristales empañados de la ventana quieren disfrazar la realidad.
Puede
esfumarse una imagen, algo que jamás ocurrirá con vos así estuviéramos en la
época del diluvio universal.
Sos mi arca
de Noé del siglo XXI.
Será
abordada por seres luminosos como vos.
No precisás
detalle.
Solo basta
que entornes tu vista enfocada a la tierra.
¿Has probado
hacerlo en alguna ocasión?
Te invito a
realizar ese ejercicio.
¿Podrías
reconocerme?
¿Qué decirte
amor de mi alma?
Te quiero
como nuca antes quise a nadie.
Sos mi fuente
de energía para sobrevivir en este suelo indiferente para mí.
No pienses
la necedad impide reconozca a nuestra familia chiquita.
Siempre están.
Te amo hijo
por ello te pido nunca olvides cuanto te
quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=gwOuY-1lF6s&t=35s
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