En una
mañana fría y soleada te saludo diciéndote quiero soñarte siempre.
Utopías que
quedan en ese terreno ya que hace mucho no aparecés en mis sueños para que
pueda darte un beso.
Horas con
sabor a hiel.
Hace cinco
años transcurría con demasiada rapidez las últimas de tu efímera vida.
Pese al
padecimiento me regalaste sonrisas lánguidas.
Los dos
esperábamos lo inevitable no apareciera nunca.
Jamás tu
mirada estuvo tan triste como entonces.
Sin
soltarnos de la mano por un instante creímos se produciría el milagro de
revertir ese proceso que llegaría casi veinicuatro horas después.
Como pájaros
imaginarios revoloteaban las expresiones de amor, más puras y sinceras que tiene ese sentimiento
que no se compara con ninguno de los otros que surgen entre un hijo y su mamá.
Aprendí por
instinto a masajearte la espalda.
Después
entendería por qué no querías cambiar de posición en la cama.
Darme tu espalda
para aliviar con masajes inventados, obligaba a soltarnos de la mamo.
Valiente
muchachito que ahogó el llanto para que en tu rostro pálido se dibujara la
mueca de una sonrisa.
Te
acompañaba en ese gesto sumado a la verborragia de las palabras, intentando
hacer planes para un futuro inexistente.
Tu voz casi
inaudible me decía de la intensidad de tu amor.
“Te quiero
mamá porque sos buena” era la frase más
repetida.
No soy buena
hijo.
De haberlo
sido tendría que haberme convertido en gigante para impedir que Tánatos y
Muerte se fueran en búsqueda de otro objetivo.
¿Sabías que
las intenciones no siempre son suficientes?
¿Pude
demostrarte la intensidad de este amor que en pocas horas comenzaría a
desplazarse como un fantasma?
La vida sin
vos perdió su razón de ser.
Cuando
volvías a la posición normal en la cama, me acariciabas la cabeza.
No hacían
falta las palabras para demostrar el amor que nos tenemos.
Preguntaste
cuando salí de la habitación un instante ¿A que vinieron, los médicos?
Respondí “A molestar, nunca habían visto tanta empatía
entre un hijo y su mamá”
¡Atrevidos!
Me pidieron
no me moviera de tu lado.
Recuerdo haber
empujado al más grandote en tamaño con una pregunta ¿Cuándo me había visto
salir del sanatorio?
Como no
comprendió mi pedido para que bajara el tono de voz, el instinto de fiera
preservando a su cría logro lo empujara.
Era un
ropero de tamaño.
Jamás pensó
que una mamá de contextura pequeña tendría esa reacción salvaje.
Sorprendido
por el ataque comenzó a decir incoherencias en voz baja.
Quería
demostrar su costado terrenal diciendo que eras un enfermo de terapia y si no
te habían llevado a esa unidad fue por el cariño que pocas veces o ninguna
habían visto.
Nada nuevo.
Los dejé
hablando solos para ingresar a la habitación.
¿Qué me
podían decir que no supiera?
¡Bestias!
Antes de
darme los partes médicos me preguntaron el nivel de estudios.
¿Acaso les
mienten a las madres sin formación?
¿Cómo pueden
otorgarles el titulo de médicos a quienes no tienen la gota de humanidad?
Comerciantes
que solo buscaban hacer estudios para que la cobertura médica les pagara.
¿Pueden ser
tan sanguinarios que la vida no vale nada?
La culpa es
repartida en Latinoamérica debería ser obligatoria materias ligadas a las
humanidades para que supieran que tratan a personas y no cosas que les permiten
seguir aprendiendo.
No puedo
olvidar alegremente tal como me piden esas horas tan tensas como trágicas.
Desde donde estoy siempre lucharé para que no
cosifiquen ni a humanos no terrenales.
Quiero hacer
que tu vista sea placentera mostrándote paisajes que conocimos cuando tu salud
era sinónimo de vida.
Para este
enlace maravilloso para el alma, optépor una vista que reconocerás enseguida.
Es la bajada
a una playa de un lago muy conocido para nosotros.
Las flores
de la playa privada del hotel sin pedir permiso tomaron parte del espacio.
Falta mucho
para que los argentinos volvamos a ver paisajes extraordinarios.
Lamentablemente
el aislamiento sanitario y político sigue.
Ni siquiera
tenemos vuelos de cabotaje.
Nuestros
derechos han sido conculcados en nombre de la pandemia.
Han dejado
de volar todas las aerolíneas.
Ni siquiera
podemos ir a la República Oriental del Uruguay para viajar a cualquier parte.
Los retenes
de las distintas fuerzas no dejan avanzar a nadie que necesite moverse para
despedir a un ser querido.
No refiero a
los que mueren por el virus sino a enfermos terminales.
Sé que desde
donde, estás podés observar todo y sacar
tus propias conclusiones.
¿Cuándo
aparecerás en mis sueños?
Tengo
demasiadas cosas para contarte.
Inteligente
y sabio sabés a cuales hago referencia.
El destino
es vueltero.
Solo a veces
es magnánimo y de su mano traerá aquello que corresponde a quienes debe.
¿Cómo es el
cielo?
¿Existen
lagos y flores?
¿Llegaré a
vos tal cual lo deseo?
¿Cuándo?
Sé
comprendés mi insistencia.
En ocasiones
pienso se puede dar la probabilidad del reencuentro.
Otras veces
cuando el alma sigue deshilachándose pienso que solo es una entelequia que
nunca se convertirá en realidad tangible.
Mis deseos
caminan en la delgada línea que divide loirreal de los sueños a cumplir.
Te amo de
manera irracional pero a la vez tan verdadera que te siento formando parte de
mi ser.
Quiero estar
a tu lado son demasiadas dilaciones.
La espera no
es aconsejable para quienes padecemos de ansiedad aguda.
Tesoro no
dejaré de pedir, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=h2iJveKI9LU
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