Buenos días
sol de mi vida.
Por cuarto
día consecutivo hoy será una jornada calurosa.
Incomprensible
en pleno invierno.
Estaremos
rozando casi los treinta grados, mientras que en otros lados de nuestra
generosa superficie, continúa nevando copiosamente.
No será
la nieve acumulada que supera más de un
metro la delicia de turistas nacionales e internacionales.
Por la
pandemia que azota al mundo no hay viajes a ninguna parte.
Estamos
encerrados en nuestras propias casas como si fueran cárceles sin rejas.
Da la
impresión que algunas regulaciones del aislamiento sanitario están muy cercanas
al ultraje de los derechos de los ciudadanos.
Está bien
que nos cuiden siempre y cuando no se cruce la delgada línea del acasallamiento
de los derechos consagrados en la Constitución Nacional.
Ayer por la
mañana tome una fotografía de la felicidad.
No mía.
Ese bien
partió junto a vos hace casi cinco años.
Nada detiene
al dueño del tiempo.
¿Pudiste ver
el rostro del amor en la visita que recibí a media mañana.
Selene
contemplaba su magnífica obra.
¿Cómo no
rendirse ante la verborragia de la hija de la luna?
Él observaba
postales del ayer.
Si existe
ese ser misericordioso propiciará el reencuentro de esas alamas.
Nunca más
los lazos se desatarán.
El día fue
placentero.
La noche con
su enorme luna y brillantes estrellas titilando en el cielo oscuro, trajo
sueños confortables.
Los
necesitaba.
Juntos
habíamos ido al estudio de un novel pintor.
Como siempre
pediste me retratara de manera diferente.
Mientras
trabaja con el pincel y las paletas de colores le decías “Me gustaría en el
pómulo derecho de mi madre plasmes el efecto de una de mis caricias,
depositando una mariposa en su piel.
El artista
comprendió muy bien tu pedido exquisito y lleno de amor filiaj.
Reímos los
tres cuando solicitaste colocara un reloj en cualquier parte del rostro pues
vivo pendiente de los horarios.
Nadie me
apura, ni siquiera la vida que nos faltó terminar de vivr.
¿Por qué no
estás?
Aterra
pensar en la ausencia irreversible.
Pese a ello
no renunciar{e a propiciar un reencuentro con vos.
¿Por qué necesito darte un beso?
Decirte de
la calidad del amor maternal que fluye como agua de un vergel.
No se puede
detener.
Tampoco
cometería el error de impedirlo.
Querernos
nos hace bien a los dos.
El reloj que
solicitaste fue pintado en mi cabeza.
Impecable
deducción del artista.
No solo vivo
pendiente de los días que me faltan para llegar a vos sino que cuento horas,
minutos y segundos de cada uno de ellos.
Todos
conocen mi deseo de no permanecer en territorio hostil.
La tierra no
es mi lugar.
Preciso
integrar el universo en el que morás vos.
No ocuparé
demasiado espacio.
Siempre nos
encontrarán tomados de la mano en esas charlas interminables con las que
pretendíamos un mundo mejor.
Habitable.
Sin derechos
cercenados en nombre “de”.
El fin de
semana pasado los astronautas que arribaron a la tierra dijeron se ve desde el
cosmos, redonda, intensamente azul.
¿Cómo ellos
la visualizás vos?
Haciendo un
ejercicio usual ¿Podrías encontrarme a mí?
Te busco
entre las estrellas o constelaciones.
También en
las sombras de la luna ¿Dónde estás?
Si hay lugar
para otros no debería faltar para mí.
Sueños
locos.
Pensándolos
con mucha fuerza he de cumplirlos para que nadie nos separe.
Entenderán
que nuestro destino es estar juntos en la eternidad.
Nada debo
hacer aqu{i.
Lo repetí
infinidad de veces.
No
responden.
Nadie
quedará en estado de orfandad.
Todos saben
que mi única utopía es estar juntos para siempre, sin pensar en nada más-
Te amo más
que a nada, por ello siempre te pido, no olvides cuanto te quiere tu mamá.
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