Sol radiante
para saludar al ser más luminoso del universo.
¿Cómo estás
querido hijo?
Extrañándote
con desesperación.
Un día como
hoy de hace cinco años cambiamos de institución médica.
Pensamos
llegaría a producirse un milagro te atara a la vida.
Alguien que
te quiso mucho sugirió le pidiera ayuda a otro ser que sin saberlo ocupaba el
cielo antes que vos.
Te adoraba
con locura.
Casi igual
que yo.
Te permitía
esos juegos de niños mientras te sostenía sobre sus rodillas.
Hoy hubiera
cumplido años.
No creo lo
recuerdes ya que eras muy pequeño.
El destino
quiso heredera su pasión por escribir.
Escribía
poemas conmovedores.
Varias veces
me pidió lo intentara.
Nunca pude.
Los escritores
de poesías respetan una métrica especial.
En mi caso
garabateo grafemas para comunicarme con vos.
Reconozco soy
irrespetuosa de algunas formas de expresarse.
Es de mi agrado
contarte todo como si fuera una conversación para que sepas de la inmensidad de
mi amor por vos.
Quiero darte
un beso.
Algo tan sencillo
que las letras no pueden resolver.
¿Por qué?
¿Acaso no es
el derecho de una mamá cumplir con funciones tan básicas?
Seguimos
aislados sin saber cuando terminará esta locura que vino de la mano de la
pandemia mundial.
Los
terrenales deberemos a no desafiar a
seres superiores y ser solidarios con el otro que sufre al lado nuestro.
La
indiferencia no tiene cabida cuando se puede tender la mano.
Ahora te
comprendo más que nunca.
Te
despojabas de lo tuyo sin mirar a quien le brindabas ayuda.
Aprendí mucho
del ser que más amo en la tierra y en cualquier mundo o plano que el destino
elija para mí.
Viene un
poco demorado.
A veces por
no decir siempre no entiendo ese ensañamiento de dejarme como un árbol sin
savia, a punto de derrumbarse.
Estás
siempre sosteniéndome con tu energía inagotable.
He
descubierto en este tiempo de dolorosa ausencia que no es necesario dormir para
soñar.
Puedo cerrar
los ojos y de manera real trasladarme a lugares que no podemos compartir como
antes.
Tu refugio
siempre fueron los paisajes marítimos.
Una vez más
te asiste la razón.
En algún
punto del planeta está la playa de arenas claras donde apenas las olas
tranquilas deciden que otras las reemplacen.
Sitios para
pensarte con amor incondicional de mamá.
Al fondo del
paisaje, casi cerca donde nace Helios, un velero solitario se recorta entre la
majestuosidad del panorama.
Quiero pesar
fervientemente el timonel sos vos y como el caballero de los cuentos vendrás en
mi auxilio para invitarme a navegar todos los territorios de Poseidón.
Dios de las
aguas tranquilo que se ha convertido en nuestro cómplice para que de algún modo
mis utopías se conviertan en tangible realidad.
Mi derrotero
es la búsqueda.
No cesaré
hasta encontrarte y cumplir el sueño de sumergirme en tu mirada, sin necesidad
de utilizar el don de la palabra.
Esos
detalles que a otros pueden resultarles intrascendentes para mi son vitales.
Los extraño.
La esencia
se vacía de contenido cuando falta el motor de los sueños compartidos.
Era
demasiado aquello que querías hacer en suelo terrenal.
Apareció el
egoísmo sin anunciarse.
La tarea que
emprendería era cruel.
Te
arrancaría de mi lado para siempre.
Ayer con tu
prima que abriga otros pensamientos que tengo la certeza cumplirá, estuvimos
llorando.
En mi caso
conocés de sobra el motivo.
Jamás me
acostumbraré a la ausencia impuesta con padecimiento de tu parte.
Innecesario
es el sufrimiento cuando no modifica el final.
No puedo
evitar la responsabilidad de haber impedido dejaran de jugar con vos como si
fueras una presa de caza.
No me
conforma que las cartas del juego más siniestros tuvieran como ganadora a ese ser
al que todos le temen.
Muerte en
alguna parte está escondida.
Sabe estoy
esperándola.
No para
agasajarla sino para que culmine la obra que dejó a medio hacer.
¿No entendió
que a su quehacer macabro le falto yo?
No me verá
de rodillas rogándole por mi propio final.
Llegará.
¿Cuándo?
No lo sé.
La
perversidad puede más que el raciocinio.
Aquí la
esperaré.
Nadie tiene
vida eterna.
Los tiempos
que no se pueden medir con un reloj, los pasaré con vos.
Acudo a tu
paciencia y mesura.
No tengo
equipaje preparado.
No es
necesario.
Solo llevaré
para vos los besos y caricias que no te pude dar.
Todo arriba
al mundo terrenal.
Los finales también.
Me enseñaste
a tener la paciencia de Buda.
Esperaré.
En el
interregno de este reencuentro soñado quiero sepas la intensidad de mi amor.
Te amo por
ello soporto los arrebatos intempestivos de quien me colocó al final de la
hilera.
En ese
velero navegaremos juntos por el universo.
Tengo mucho
más para aprender.
Mientras
esos terceros deciden por mí, te pido
nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=QvwToMJdB00
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