Buenos días
pilar de mi vida.
Una vez más
te busco en mis sueños, es una práctica que no deseo abandonar mientras me obliguen a permanecer en la tierra en contra
de mi voluntad.
Mis sueños
para convocarte te buscan en los espacios que alguna vez recorrimos juntos.
En ocasiones
tengo el privilegio de verte, en otras no.
Nunca
comprenderé
¿Por qué no
puedo darte un beso como otras madres suelen hacerlo con sus hijos?
¿Por qué
tampoco se me permite abrazarte como es mi deseo?
Todos los
caminos se bifurcan cuando deseo encontrarte.
Aún en la
adversidad jamás dejaré de intentarlo.
Gracias a tus
brazos alados que me envuelven en la más tibia de las caricias, sigo de pie.
No he visto
tus alas, puedo imaginarlas.
En esos
locos pensamientos que aparecen en mis estados oníricos pienso que aquellas son
las que también envuelven con el calor de las caricias el refugio donde en cada
rincón se percibe tu presencia amada.
He de
contarte mi sueño.
Estaba en un
paisaje marítimo, nuestra empatía también aparece cuando duermo, rogando
soñarte para que el descanso sea placentero.
En todas las
playas colocan pasarelas de madera en la arena con el propósito que en pleno
estío nadie sienta el calor de los dorados granos en los pies.
Pasarela solitaria
como mis pensamientos, nacidos en tu esencia maravillosa.
Pasarela que
este verano estará igual que ahora ya que la pandemia está mostrando su alma destructiva y las autoridades no han,
elaborado un plan para salir.
Todo radica
en las restricciones que solo sirve a unos pocos para arreglar sus negocios.
En nombre de
la pandemia el que calla pierde.
Los derechos
son avasallados.
Te comentaba
que mientras transitaba por esa especie
de alfombra de madera, tímido aparecía el sol.
Sus
destellos dorados no alcanzaban para despejar el cielo de negros celajes.
Hasta en la
playa se notaba la furia del mar y no estaba plana como suele estar.
Asemejaba el
paso de caballos indomables dejando su enojada huella en aquella.
Pensé en convocar
a los cuatro vientos, los hijos de Eos así disipaban las nubes amenazantes.
No lo hice,
entre ellas se veía perfecto el perfil de un rostro humano.
¿Eras vos mi
tesoro?
Tuve miedo
que esa pintura desapareciera de mi vista, quizás desde lo alto dirigirías tu
mirada hacia donde me encontraba yo.
Nada de eso
ocurrió.
Nadie se
olvida de pedirme controle la ansiedad ¿Cómo se hace si la misma está generada
en la ausencia del hijo que a media mañana de agosto, con los ojos cerrados su
corazón dejó de latir?
Querido
hijo, duele la soledad del después.
Es el
tormento que me acompañará hasta mi último día en suelo terrenal.
Insisten con
dejarme en este espacio donde no quiero estar más.
Han tenido
tiempo de poner a prueba mi resistencia.
Ellos saben
que no claudicaré ni tampoco tomaré atajos para reunirme con vos.
La razón es
sencilla te amo tanto que jamás vulneraría tu memoria.
Por ello el aviso
constante, al demostrar un poder que no me interesa, es sabido que ellos, son
más fuertes.
No por ello
más inteligentes,
Eligen su
presa sin consultar,
Poco importa
el dolor de quienes quedamos en absoluto estado de orfandad.
Solo me preocupa
haber visto que llorabas en mis sueños.
Tuve la
misma sensación de aquel a quien le clavan un puñal en medio del alma.
¿A quién
preguntarle el motivo de tus lágrimas?
Así como
puedo imaginarlo también puedo cometer un error.
¿También sentís
el peso de la soledad?
¿Qué puedo
hacer desde la tierra para ayudarte?
No temas en
solicitar aquello que necesites, sabés que tu mamá se convierte en titán cuando
se trata de vos.
Hijo
querido, te amo intensamente por ello a diario renuevo mi pedido nunca olvides
cuanto te quiere tu mamá.
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