JUNIOR

Nunca supo el por qué de su apodo, prefería que lo llamaran Javier, aún cuando rara vez respondía.

No toleraba los cambios de escuela, el padre siempre anteponía la perfección en la enseñanza a los intereses de Junior.

Exigía que las notas de su hijo fueran las más altas, caso contrario era sometido a castigos de la época medieval.

La nueva escuela quedaba a pocas cuadras de su casa.

Las recorría de memoria, con la cabeza baja.

El pelo largo ocultaba la mitad de la cara del adolescente, vestía ropas oscuras que acentuaban su delgadez, tal vez en un intento de llamar la atención.

No le gustaba hacer amigos, respondía con monosílabos a quienes se le acercaban.

Optó por uno de los bancos que estaban al final del salón.

Mientras los otros pupitres estaban cincelados con letras enlazadas contenidas en un corazón.

Junior sobre la madera escribió dos frases a las que nadie prestó atención

“Lo mejor que le puede pasar a un ser humano es suicidarse” rezaba la primera, en la otra se podía leer

“Si alguien le encontró sentido a la vida, por favor escríbalo aquí."

Nadie observaba el comportamiento taciturno del muchacho, menos buscaban el por qué de su forma de pensar y proceder para comunicarlo a sus padres.

No era normal que no estableciera comunicación con nadie.

Cansados de su forma de ser los compañeros comenzaron a llamarlo Pantriste, exacerbando los sentimientos del adolescente, pese a ello no los manifestaba.

Estaba acostumbrado a estar solo.

Dante lo defendía de las burlas, con él a veces hilaba algunas palabras.

Harían un viaje de estudios a Las Grutas, famoso balneario de la Patagonia, tal vez otros aires lograran un cambio en el muchachito.

Otra vez la vida le negaba la oportunidad de sonreír, la compañera que más le gustaba, esa mujercita que quizás hubiera cambiado la actitud de Junior, lo rechazó.

Amenazó con arrojarse a las aguas del océano, los responsables del viaje decidieron suspender el paseo.

En clase mostraba su inteligencia natural, seguía callado, continuaban molestándolo con ese mote que odiaba.

La noche anterior había repasado para los exámenes del día siguiente.

Mientras sus padres dormían, del techo del placard, sacó un revolver, con habilidad lo escondió en la mochila .

Desayunó ligeramente, al atravesar el patio del colegio desenfundó el arma, mató a tres compañeros, hirió a otros cinco.

Dante con cuidado lo desarmó para evitar una masacre mayor.

Pasó por cárceles de máxima seguridad, mezclado con avezados delincuentes, seguramente no aprendió a reinsertarse en la sociedad.

Me detengo aquí, los padres declararon que jamás se hablaba de armas en la casa ¿Por qué había una?

Dijeron que su hijo jamás hablaba con nadie ¿No les extrañó ese comportamiento del jóven?Cuando se sustancie el juicio oral se deslindarán responsabilidades o no.

Las otras vidas no regresarán pero los padres si tienen voluntad, están a tiempo de salvar de la muerte a su hijo.