Tuesday, June 23, 2009

SIMPLEMENTE JUAN




Con el título recién inaugurado, Juan decide viajar a Buenos Aires, en su Córdoba natal no tiene muchas posibilidades de desarrollarse.
Le ofrecieron un trabajo en la gobernación, desistió de ello, no tenía intención de vender su alma al diablo.
Han pasado dos meses desde su llegada.
La pieza de la pensión cada día se parece más a una casa.
Periódicamente recibe las encomiendas de su madre, nunca falta la bolsita con hojas de peperina para saborizar el mate.
Consiguió un trabajo acorde a sus estudios.
La empresa para la cual presta servicios es una multinacional importante.
Le agrada ser reconocido por su trabajo.
Es el primero en llegar y el último en irse.
Todas las miradas confluyen en él.
Cientos de ojos escrutan al recién llegado.
Tranquilo transita esta etapa de su vida, ante todo esgrimirá su honestidad, la entrega de ganarse el sustento diario.
Cuando llega a la pensión, arregla el cuarto, finaliza algún trabajo pendiente y piensa.
Muchas cosas escapan a su entendimiento campechano.
Laura a cargo de uno de los sectores de la empresa pergeña toda clase de hostilidades hacia el novato.
Tiene una mirada gélida que ensombrece la belleza innata con la que ha sido dotada.
El fin de semana anterior visitó a su viejita, la abrazó como nunca, fue difícil que entendiera que debía regresar en las primeras horas del lunes.
Recorrieron el lugar, admiraron el vuelo de los pájaros planeando en los cerros.
Una vez más contemplaban la hierba dormida bajo un manto blanco de helada.
Ante los requerimientos de su madre contestaba que todo estaba bien.
Cruzaba los dedos en la espalda, por primera vez le mentía.
Solo Él sabía el vía Crucis que vivía.
En la empresa conoció la envidia, los círculos que se armaban para criticar a un hombre que solo demostraba su trabajo.
Han pasado seis meses desde su renuncia.
La hostilidad de sus compañeros fué una gran ayuda.
Juan tiene una pequeña Pymes en el pueblito que lo viera nacer.
Con esfuerzo la fué ampliando, tiene varios empleados a su cargo.
Se muestra orgulloso con los logros obtenidos.
En el pequeño ambiente creado no hay miradas insidiosas, todo es armonía y concordia.
Recibe un llamado de larga distancia.
Del otro lado de la línea Laura solloza, le pide disculpas por su comportamiento equivocado, le cuenta que el dueño ha vaciado la empresa.
Juan no se conmueve, solo le desea suerte, no tiene capacidad para recriminarle absolutamente nada.
Continúa su vida, sencilla, sin apuros, propios de la gran ciudad que no llegó a comprender jamás.
Esta tarde caminará de la mano con su pequeño Joshuá antes de llegar a la casa le inculcará que los valores no deben perderse nunca.

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