Hace millares de años en la mitología romana Júpiter tomó por esposa a Juno, su primer heredero recibió el nombre de Vulcano un niño que desde muy pequeño fue erigido como la deidad del fuego y los volcanes.
En la mitología griega se lo conoció como Hefesto.
Vulcano tenía un espíritu abrasador, flamígero y guerrero.
En su infancia comenzó a crear armas para otros dioses que serían por su razonamiento belicoso sus amigos.
Cuenta la mitología que el templo para venerar a Vulcano está bajo la tierra del Monte Etna en la isla de Sicilia.
Volcán que tuvo su primera erupción ante la furia de la deidad cuando no se cumplió su primer deseo.
El volcán Etna es uno de los más activos de Europa.
Tisis los habitantes de la isla lo recuerdan cuando el volcán comienza a arrojar lava y piedras ardientes.
Los ancianos dicen que es la fuerza de Vulcano quien produce esos gritos de piedra desgarradores y descarga su ira transformando en lava ardiente sus enojos que corren como ríos descontrolados que parten de un monte de piedra sin ningún tipo de hierbas o flores silvestres tan comunes en las zonas montañosas.
Se preguntarán quienes me leen por qué en un relato dedicado a mi hijo menciono a un Dios tan destructor,
La respuesta es simple u sencilla cuando una madre trajo a la vida una vida en el momento de la partida prematura como fue la tuya, el alma de esa madre se convierte en fuego por el dolor que la atraviesa.
Aquel es un sentimiento tan profundo que no existen adjetivos para calificarlo.
Al principio se pierde la noción de tiempo y espacio al punto tal que el día que sabíamos que te quedaban pocas horas de vida tuve que preguntarle a un enfermero que día era.
Selene llegó minutos antes de tu partida.
Mi mano en tu pecho no notó que tu corazón no latía.
Ella con más raciocinio con suavidad tocó tu cuello, a continuación se persigno.
En ese instante solo pedí que me dejaran darte los últimos besos y caricias.
Aún sin vida tenía la certeza que si bien serían los últimos tu cuerpo tibio los sentiría, Estabas tan hermoso que esa imagen permanecerá en mi mente por el resto de mi vida.
Antes de llegar a casa pasamos por la funeraria, una situación terrible cumplir con tu voluntad.
Por ello hoy puedo decir que en los primeros momentos el alma de una madre se convierte en jirones desprolijos.
A medida que pasa el tiempo esos jirones encienden el fuego de la ausencia impredecible.
Lazos que no se visualizan nos unieron para siempre más ala del paso del tiempo.
Te siento tan cerca como si el calvario hubiera comenzado ayer.
Faltan exactamente ocho días para que se cumpla el décimo noveno mes de tu partida que nunca asumiré como tal.
Cada día que me toca despertar es un calvario.
Te pienso dormida, te siento despierta.
Hace un rato cuando pensaba en el Dios Vulcano deseaba con ansias que me tomara como prisionera hasta convertir mi cuerpo en cenizas.
De esa manera estaríamos en las mismas condiciones.
Cenizas que en mi caso tendrían alitas para alcanzarte con mayor rapidez.
Mis sueños están rotos.
No tengo motivos para pensar más allá de vos.
Días atrás alguien me decía ante la enfermedad de un niño era inmerecida, que vos habías vivido.
Pese al dolor profundo que me causó ese razonamiento no dije nada.
Pensé que ningún mortal tiene derecho a realizar esas deducciones,
Solo Dios Todopoderoso es dueño de conocer la fecha de partida de un ser humano sin hacer diferencias por edades.
Quiero que sepas que sos el dueño de mi vida, sabés de mis deseos de estar a tu lado.
Comprendo que debo esperar los designios del destino.
Mientras ello ocurre solo te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=0V8FLjkpd00
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