Tuesday, March 07, 2017
HOJAS DE OTOÑO
En la antigua Grecia poblada de dioses y deidades viviendo en majestuosos palacios u templos ornamentados con jardines que impresionaban por su belleza a quien los visitara, solo existían tres estaciones del año que se relacionaban directamente con los vientos según el punto cardinal del cual provinieran.
Homero en su magnífica obra es el que nombra por vez primera los cuatros dioses de los vientos que de acuerdo al punto desde donde soplaran correspondían a una estación del año.
Bóreas era el viento que traía el frío invernal.
Noto era el responsable del las tormentas que ocurren a finales del verano.
Deidad del viento sur a el se le adjudica el otoño.
Céfiro era el responsables de los vientos y brisas suaves representaba a la primavera..
Euro que no estaba relacionado con ninguno de los otros sería el correspondiente al verano.
En la obra de Hesiodo “La teogonía” se reconoce a los cuatro vientos representada a las cuatro estaciones del año.
Aristóteles, pensador, filósofo y matemático de prestigio sostenía que las estaciones del año eran tres, agregando tres dioses que compartían con Ero los vientos del estío.
Atravesando los tiempos u situada en mi vida actual no voy a entrar en controversia con Dioses y Poetas tan reconocidos.
El otoño para quien escribe suele ser una de las estaciones más triste.
Los árboles quizás sin quererlo comienzan a perder sus hojas, amarillas, cobrizas o rojizas.
Nadie les ha preguntado si les agrada estar sin vestimenta.
Las ramas desnudas deberán esperar varios meses para cubrirse de brotes nuevos, es como si regresaran a la vida.
El otoño es la estación ideal de las almas en las que mora la angustia por la pérdida de un ser lleno de luminosidad como eras vos que naciste en primavera.
Otoño que me permite caminar sobre una alfombra crujiente de hojas cubriendo todos los espacios.
Cada pisada es el inicio de su propia muerte.,
No puedo evitar trazar un paralelismo con aquellos que deben pagar con su vida los delitos cometidos.
Cada hoja que cae de los árboles es un día menos de vida.
Faltan escasas dos semanas para que aparezca en este hemisferio el otoño.
Estación propicia para reflexionar tratando de entender los designios del destino.
Caminos que se terminan, música que no se escucha, todo es silencio cuando una mamá debe enfrentar la partida de un hijo como bos al que le sobraban virtudes si bien reconozco la potencia de tu carácter.
Tus enojos válidos tenían la misma duración que un suspiro.
Cuando la ira abandonaba tu ser decidías ayudar a quien te había agredido con las peores palabras.
Nunca voy a olvidar un correo electrónico que habías recibido.
La mente del ser humano es inteligente y elimina todo s aquellos recuerdos que lastimas, no me detuve a pensar en quien lo remitía.
A tu pregunta ¿Qué hago, que respondo? Con los ojos inundados de lágrimas mi respuesta fue breve y lacónica, “No respondas•.
La vida me enfrentó a muchas situaciones dolorosas.
En los momentos más álgidos nunca perdí la calma.
No me enseñaron ni en la escuela ni en la vida cómo se hace para vivir sin un hijo que partió en forma prematura y en tan solo quince días.
Quince días en los que Dios me permitió no separarme de tu lado.
Entramos juntos para internarnos, salí sola, en ese punto encuentro la injusticia.
Por suerte estaban tu prima y una de las personas que más quisiste para contenerme.
Ahora después de tantos meses de ausencia entiendo tu protección hacia mí, estabas pendiente de todo y eso no se olvida nunca,
Te quiero más que siempre por eso repito la misma letanía, jamás olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=pVBFiyKYqfw
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