EL VUELO DE LAS GAVIOTAS

Los días cálidos traen a mi mente recuerdos compartidos.
Amaneceres don el sol emergiendo desde ls profundidades del océano teñía el paisaje con matices ocres y dorados.
Desde hora temprana en un rincón de la playa, las gaviotas se preparaban para emprender mágicos vuelos formando todas ellas una escuadra perfecta.
Sentados sobre la arena aún húmeda por el constante ir y venir de las olas controlábamos su vuelo hasta donde la vista nos alcanzara.
Ellas batían sus alas de brilloso plumaje saludándonos.
Juntos regresábamos a casa, cada uno se dedicaba a sus tareas.
Mi orgullo era sentirte cantar sobre una pista musical que antes habías elegido para dedicármela.
Antes del crepúsculo, tomados de la mano nuevamente a la playa para esperar l regreso de las gaviotas.
Regresaban juntas aún cuando no fuera de manera tan ordenada como en el momento de partir.
Revoloteaban a tu lado.
Todo eso se perdió desde que no está.
Las gaviotas siguen con sus rituales.
Partir al amanecer y volver cuando la primera estrella comienza a titilar en el cielo azul.
Las noto tristes, de la vieja escuadra que a todos maravillaba por su perfección nada ha quedado.
Siguen volando, ahora en pareja.
Antes se agrupaban en un costado de la playa, salían todas unidas mostrando un espectáculo maravilloso.
Sé que te extrañan.
Ahora me ven solo a mi con mi carga de soledad.
Tengo la certeza que ellas están también pasando su duelo.
Se acercan bastante a mi lado, a veces todas parecieran decirme “no estás tan sola”.
Quienes visitamos continuamente las playas sabemos interpretar todos los lenguajes, los sonidos del mar, el silencio del atardecer.
Como entienden que mi estado de ánimo es óptimo, las he visto agruparse para emprender el vuelo en esa forma geométrica que tanto nos fascinaba.
Ña que hace punta es la guí de todas las demás.
Asombrada observo que dos de ellas se alejan de la fila y comienzan a volar en soledad.
Estoy segura que van a acercarse lo que más puedan hacia vos.
¿Te mirarán desde lejos como tantas veces lo intentara yo?
¿Por ser bellas aves las dejarán atravesar las puertas del cielo como tantas veces lo intenté?
¿ Tendrán la posibilidad de llevarte alguno de los tantos besos que tengo guardados para vos?
Esperaré su regreso con más ansiedad que nunca, sé que ellas de algún modo me transmitirán su experiencia celestial.
Evitaré preguntarles con demasiada ansiedad, dejaré que sean ellas quines me cuenten que pudieron ver la hermosura de tu rostro. Mirarte a los ojos y decirte en el idioma universal del amor que en la tierra tu mamá por más esfuerzos que haga no puede cumplir el sueño de tenerte unos instantes, no pido mucho más.
Entiendo que debo esperar, me pregunto cuanto más.
Mientras ello ocurre te ruego que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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