INEVITABLEMENTE TE EXTRAÑO

Laura me pide que la lleve conmigo en uno de mis habituales viajes en la máquina del tiempo.
Tiene curiosidad por experimentar las mismas sensaciones que tengo cada vez que me traslado en ese medio.
Me dice que nunca ha tenido experiencias similares y es su deseo compartir mis vivencias.
Nos trasladaremos a un país de oriente.
La idea es visitar en Irán una zona convulsionada lo que queda de su arte.
Pese a que es contemporáneo el arte también pude atravesar tiempos pasados, presente y futuros.
Ese sitio es el de nacimiento de uno de mis pintores favoritos Mahmoud Farshchian.
Viajaremos hacia su patria tiempo antes que el naciera.
Un ser destinado a ser un genio del pincel desde antes que sus ojos miraran un mundo hoy desolado.
La máquina se detiene en un espacio donde hasta hace unos años existían esculturas milenarias que fueron deshechas por la ambiciosa mano del hombre que privó a quienes los precederíamos en el camino de conocer la artística oriental, destruida por la mano del hombre que se negó a dialogar para preservar los monumentos que eran un signo de esa cultura.
La codicia y las guerras sumadas a oscuros intereses, dejarían un campo árido derruido por las sucesivas guerras iniciadas por los poderosos que aún hot quieren apoderarse del oro negro que corre bajo la tierra generosa.
No es mi intención dejar en este texto mi experiencia sobre política internacional.
Puedo presumir conocer bastante de ella pues he leído lo suficiente como para sacar mis propias conclusiones.
Cada ser humano es dueño de sus propios actos.
Como bicho de biblioteca me gusta leer de todo sin necesidad de hacer partícipe a terceros desconocidos de mis propias aseveraciones fundamentadas en algo de conocimiento.
Laura está inquieta.
Pregunta constantemente que encontraremos.
No puedo responderle solo sé que viajaremos a un viejo museo.
El altavoz del transporte nos indica que hemos llegado.
Nuestra vestimenta occidental poco tiene que ver con las usanzas del país que visitamos.
Antes de descender del vehículo especial y sin poder explicar cómo ocurrió, ambas vestimos coloridas túnicas que ocultan la forma de nuestros cuerpos.
Túnicas que coinciden con el shador que cubre nuestras cabezas u parte de nuestro rostro
Solo pueden quedar a la vista del machismo reinante los ojos de dos mujeres que intentan buscar los motivos por los cuales algunas cosas nos resultan tan extrañas.
La curiosidad es capaz de vencer el miedo a lo desconocido.
Laura imagina que tengo experiencia pues he viajado a través de los siglos.
Pregunta por qué en un museo que no h sido alcanzado por el ruido de las bombas destructoras podemos encontrar la obra de uno de los pintores más significativos del siglo XX, con antelación a que las mismas fueran volcadas en la tela.
Una vez más no tengo respuesta.
Ingresamos a un museo, uno de los pocos que se conserva intacto pese a los acontecimientos.
Los pisos de mármol conservan su brillo intacto.
Sobre las paredes de madera lustrada cuelgan las imágenes más bellas del pintor iraní.
Cada pintura quiere decir algo, a veces fácil de interpretar y otras no.
Hombres y mujeres silentes preciosamente retratados.
Seres alados parecieran buscar un poco de paz en un sitio azotado por las guerras.
En una de las paredes hay un espejo,
Hacia allí nos dirigimos.
Es inmensamente vello, con grabados dorados de otras épocas.
Sin querer recorro las figuras.
El aire helado me succiona para aparecer detrás del espejo.
Laura se desespera, anuncia a los guardias que he quedado atrapada y desea sacarme de ese mundo de sombras.
Puedo escuchar sus lamentos y llantos.
Nadie la escucha.
El lugar en el que me encuentro es estrecho.
En las paredes pestilentes encuentro el trabajo de las arañas tejiendo sus redes.
Estoy aterrorizada.
Trato de concentrar mi pensamiento en mi hijo amado.
Otra vez escucho tu voz intentando calmarme.
Como siempre desde hace casi dos años no puedo visualizar tu rostro.
Te llevo en mi alma.
Vuelvo a pedir ayuda para salir de ese sitio tan oscuro donde la luz no se reconoce.
Intento evitar las lágrimas.
Siento la tibieza de tus manos en mis hombros.
Sos el único que puede sostenerme en un momento tan terrible.
A tientas mis manos te buscan para abrazarte.
Abrazo que muere en las sombras.
Una bocanada de aire freso me permite controlar la respiración no exenta de pánico.
Hijo amado no sé como hiciste para sacarme de ese espacio con aroma a muerte.
El espejo se abre.
Puedo abrazar a Laura y sentir que estoy viva.
Te quiero locamente. Siempre estás en circunstancias difíciles de las que no podría salir sin tu ayuda angelada.
De regreso le cuento mi triste experiencia a Laura.
Sin poder controlar su llanto expresa que mi ángel guardián me protege en los confines del mundo.
No puedo dejar de repetir cuanto te amo.
Estás cuando te necesito i cuando la tristeza me vence.
Mi vida vuelvo a pedirte como siempre que nunca olvides cuánto te quiere tu mamá.

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