NUEVAENTRADA A TU CIELO

La mayoría de los terrenales tiene miedo a lo desconocido.
En algunos casos ese temor tiene fundamentos en experiencias vividas acordes con la vida que ha transcurrido.
Siempre pensé que las puertas del cielo era únicas.
Sin conocimiento pensaba que los ángeles entraban todos por el mismo lugar.
Hoy caminado por un lugar de extremada belleza imaginé que las imágenes que se presentaban ante mi vista podrían ser el inicio de otra entrada a tu cielo.
No porque quienes parten sean diferentes al transitar los caminos que llevan a la eternidad sino porque a diario el tránsito a la esfera celestial generalmente es denso por la cantidad de personas que a diario abandonan el suelo terrenal.
He caminado bastante, no podría estimar el tiempo en horas.
Sentir pinceladas de paz logra que el cerebro, rector de nuestro organismo, a quienes necesitamos momentos de tranquilidad logra que no estemos pendientes de un reloj.
Puedo calcular que el ocaso está presente acompañándome.
No se filtran los rayos de la estrella más grande del Universo por ningún lugar.
Vacilante comienza a caer la tarde.
Pensarte en el espacio que me encuentro me trae un estado placentero.
Todo es quietud.
El sendero por el que me deslizo se va angostando a medida que estoy llegando al sitio que jamás pensé conocer.
Pareciera que el crepúsculo con sus conocidos matices se adueñó del lugar.
Ni en la paleta del más reconocido artista del pincel halle alguna vez los colores que se presentan ante mí.
Hace un tiempo relativamente extenso que la melodía de los pájaros dejó se ser mi fiel compañera.
Inútil buscar adjetivos que califiquen semejante belleza.
La profusión de tonos, lilas, púrpuras y azules anudan fuertemente mi corazón.
La respuesta ante la magnificencia que observo hace rodar lágrimas sentidas por mi rostro que te evoca con amor.
Una piedra solitaria oficiará de banco para que pueda descansar de la larga caminata y seguir pensándote.
No quiero que mis retinas pierdan un solo detalle de un espectáculo conmovedor.
Entre el colorido follaje de co nsiderable altura, casi cercano al piso encontré un hueco muy particular.
Allí estaba posada la Luna emebelleciéndose antes de su ascenso.
Como imaginarás, el acceso estaba cerrado por una red invisible.
No pude desconocer que ese era otro de los accesos a tu cielo.
Espacio majestuoso donde fueron coronados el silencio y la paz tan necesaria para una madre que ha perdido su mayor tesoro.
Acompañada por esas cualidades emprendo el regreso a mi refugio para contar o no mi experiencia a mi familia chiquita.
Ciertos paisajes se guardan celosamente en el alma.
En ocasiones se comparte y en otras, no.
Pude entender en contra de mi férrea voluntad que estás bien.
En un punto las madres somos egoístas sin maldad que quieren conservar joyas como vos por toda la eternidad.
Ambos sabemos que no tengo otra alternativa que esperar.
No sabemos qué tiempo puede demandar.
Mientras ello ocurre reitero mi pedido habitual.
Te amo hasta sentir un dolor indescriptible que me lleva a decirte que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=ThoQ5B7m43k&t=380s