LA CASA DE NUESTROS SUEÑOS

Escasas dos horas de vuelo placentero nos dejarían en el lugar elegido para pasar un fin de semana largo.
El pájaro de alas plateadas esperaba en pista.
Cada uno de los pasajeros llevaba en sus bolsos de mano, , sueños atrapados que se cumplirían al final de viaje.
En aquella ocasión no contratamos los servicios de una compañía de turismo.
Necesitábamos disponer de nuestro tiempo sin tener que respetar horarios o paseos pactados por terceros.
El espíritu de libertad nos había tomado como prisioneros.
Nuestro único propósito era disfrutar sin límites todo el tiempo que teníamos lejos de las ataduras que imponen los viajes que se contratan que tienen estipulados excursiones, visitas a determinados lugares que en muchas ocasiones no despiertan interés en los turistas por la causa que fuere.
Anhelábamos disponer de nuestro tiempo en una casa rentada que sería la casa de nuestros sueños.
Tu alegría y tus graciosas salidas conquistaron al pasaje.
Fascinado mirabas las nubes que nos acompañaban, blancas como la espuma.
No dudo que a solicitud tuya tomaban diferentes formas.
Estábamos tan cerca de ellas que producía el efecto más placentero
Infinidad de veces preguntaste si faltaba mucho para llegar.
La hemosura de tu rostro se iluminó cuando escuchamos a la azafata pedir que ajustáramos lis cinturones de seguridad pues en breve se produciría el aterrizaje.
Un auto de alquiler nos llevó a una inmobiliaria.
Previamente habíamos solicitado en qué tipo de vivienda queríamos alojarnos.
Nos trajeron un álbum de fotos.
Algunas viviendas estaban ubicadas en el pequeño centro de la ciudad.
Nada se ajustaba a nuestros gustos.
En el mismo auto que nos condijo desde el aeropuerto, el coger nos preguntó qué era exactamente aquello que buscábamos.
A coro respondimos una casa pequeña situada en el bosque.
Durante esos días se convertiría en la casa de nuestros sueños.
Con una sonrisa dijo conocer una propiedad que se adaptaba a nuestros requerimientos.
Alejada de la ciudad se adaptaba a nuestras pretensiones.
Conversamos con el dueño para pactar el precio del alquiler,
Prontamente llegamos a un acuerdo.
Contó que había levantado esa casa con sus propias manos, cuando partió su esposa decidió alquilarla para aquellos terrenales que amaran la naturaleza.
El dueño se encargaba de mantenerla en condiciones,
No solo la mantenía por fuera sino que tenía pr costumbre cambiar la ropa de cama y dejar en la heladera lo indispensable.
El resto podríamos comprarlos en su despensa que no estaba muy lejos.
Al contemplar la imagen ambos nos sentimos conmovidos.
Una casa con ladrillos a la vista a la que se accedía mediante escalones de noble madera,
En los laterales flores cuidadas alegraban la vista.
En uno de ellos un salto de agua la convertía en una vivienda de cuentos.
Las instalaciones eran cómodas, no faltaba ni sobraba nada.
Encantados de estar en ese lugar extendimos nuestra estadía a una semana.
Nos invitó a conocer el jardín posterior,
Un jardín de ensueños.
Cerezos con su dulce fragancia nos llevaban a un estado de contemplación fantástico.
Bancos de plaza para cuando quisiéramos descansar, amarradero propio con una lancha por si decidíamos navegar un río tan cristalino que mostraba en su fondo, piedras horadadas por el incansable canto del agua cristalina.
Quiso la naturaleza forman un salto de agua en uno de los laterales de la entrada de la vivienda.
Pasamos los días más felices de nuestras vidas en comunión perfecta.
Nos dimos todos los gustos que pueden pretender los terrenales sin ajustarnos a ningún reloj.
Pese a ello llegó el momento del regreso.
Nunca en nuestras existencias habíamos disfrutado tanto.
Todo estaba imbuido de paz y armonía.
Prometimos volver al año siguiente acompañado des de nuestra familia chiquita.
Ni remotamente pensamos que la tragedia te llevaría de manera tan prematura.
Nuestro entorno siempre me recuerda que el aislamiento no es bueno, mi respuesta es siempre la misma “No es tiempo”.
No podría recorrer tantos lugares que visitamos juntos sin tu presencia.
Una tortura innecesaria que opacaran los recuerdos compartidos.
Me he prometido que jamás visitaré los sitios que conocimos juntos.
No quiero empañar con mi vestimenta de tristeza, ninguna de nuestras vivencias.
Son solo nuestras.
No quiero volver sola a espacios de belleza infinita donde te oía cantar con tu voz de barítono.
Me niego a no encontrar cada mañana la dulzura de tu mirada tan hermosa.
No quiero pensar que tus ojos quedaron quetos.
Es inválido revivir el sufrimiento.
Juntos a cualquier parte.
Sola prefiero mi refugio donde me acompañarás de manera perpetua.
Te cuento que me siento querida por mi familia chiquita busco la manera de no molestarlos, es demasiado lo que hacen por mí, no me alcanzará el resto de mi existencia para agradecerles, espero lo sepan.
No me gustaría convertirme en una carga.
No es orgullo ni necedad.
Ellos saben que los quiero con amor sincero y mi personalidad no me permite los abusos.
Sería una incoherencia de mi parte y mientras mis facultades mentales no estén alteradas tratare de no molestar tanto.
No podría sobrellevar esa carga.
Tu ausencia fragmento mi alma en pedacitos.
Fue como una bomba destructora que transformó mi alma en añicos.
Debo aceptar el destino que me ha tocado hasta que Dios se acuerde que se olvidó de mí dejándome en la tierra.
Te amo de una manera que no se podrá dimensionar nunca.
En cada conexión que establezca con el dueño de mis pensamientos siempre te pediré que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=f48SiniIN2I