Saturday, July 27, 2019
EL JARDÍN DEL POETA
Matilde cuidaba con esmero el parque de su casa convertida en museo en honor a quien fuera su esposo.
Refiero a mi escritor favorito,
Don Ernesto Sábato.
Un hombre poco común.
De contextura menuda, siempre utilizaba lentes con gruesos marcos de color oscuro.
Inspiraba respeto y admiración.
Un hombre al que tuve el honor de conocer.
Compartir una extensa charla en penumbras.
A sus ojos cansados les molestaba la luz.
Como pocos humanos había visto la vida pasar.
En ciertas circunstancias esa existencia se derrumbó.
Cuando lo conocí, Matilde su esposa, la abnegada madre de sus hijos, conversaba con las plantas de su jardín de invierno.
No había especies con floración.
Solo aquellas capaces de conservar sus hojas erguidas, ante las inclemencias de invierno.
Espacio perfecto para que el eximio escritor diera vida a una sinfonía de letras, capaces de encantar a sus lectores.
¿Recuento cuando lo conocí?
Entrada la primavera.
No fue para nada casual.
Lo comprobaría con el transcurso de los años que traen las odiosas como doloras ausencias.
Aquel día de octubre, mis piernas temblaban en el acceso a su casa.
Las glicinas de colores violáceos se inclinaban para saludarme.
In pájaro sobrevoló mis pasos.
Hoy, pasado el tiempo, pienso quería transmitirme seguridad.
Algo que no posee quien está a punto de cumplir un sueño.
¿Se imaginan, salir de la adolescencia y conocer al escritor de sus sueños?
No puedo dar testimonio con palabras que lleguen de manera sencilla.
Como les contaba, concurrí a la casa del artista de los grafemas, el mismo día que años después nacería el ser que más amo en el mundo.
Mi Hijo.
¿Casualidad?
¿Causalidad?
¿Premonición del destino que después gozaría con este cautiverio difícil de comprender?
Mientras Matilde, sin necesidad de un paisajista, cuida sus plantas, ingreso a la biblioteca de Don Ernesto.
Cientos de ejemplares apilados en estantes de noble madera dan testimonio de la pasión por la lectura del gran escritor.
No son títulos de aquel.
Manifiestan su deseo de convertirse en erudito.
Un logro, de eso no caben dudas.
Sobre el escritorio, la luz mortífera de una lámpara, brinda lánguidos destellos de luminosidad.
Los ojos de un grande están cansados.
No solo por escribir.
Está abatido por los aconteceres del mundo de los terrenales.
La decadencia que tomará todo como si fuera la dueña de un reino sin monarcas.
¡Sabio!
Anticipa el mundo por venir.
Desde el ventanal de su despacho, se observa el tronco añoso de un árbol.
Sobre las malezas que el famoso artista no permite quitar, algunas hojas de otoño.
Están muertas.
Esa visión no puedo dejar de compararla con vos.
¿Era necesario que la muerte gozara llevándote?
Don Ernesto me dice que luego de varias negociaciones su mujer amada, le dejó ese espacio del jardín que tiene la edad destiempo.
Renovarlo como el resto del parque le haría perder encanto
.
No lo necesita.
Desea que nadie lo cuide.
Allí descansan sus recuerdos.
Me cuenta de la imposibilidad de generar más títulos.
Está perdiendo la visión.
Pese a los avances tecnológicos prefiere seguir dando vida a sus personajes, usando una vieja máquina de escribir de color negro.
Pregunto por qué tiene una tela montada sobre un atril.
Relatará que cuando tiene dolores de cabeza intensos por la inminencia de una ceguera se dedica a puntar,.
El contenido de sus libros es denso.
Basta el nombre de uno de sus textos, “Sobre héroes y tumbas”.
La historia se desarrolla en los subsuelos de una iglesia de la Ciudad de Buenos Aires.
No la nombraré pues es mi deseo llegue a Ustedes para valorar a un artista excepcional.
Por los subsuelos, caminas seres privados de la visión.
Transita la oscuridad.
¿Pueden percibir que en este tránsito terrenal, nada se puede atribuir a la casualidad?
Tiempo después de mi visita, el conspicuo escritor, dejó de escribir.
Tampoco pintaba pájaros susurrando melodías.
Matilde había muerto.
Dolor irreparable que fue delineando su propio final.
¿Por qué los seres que más amamos se van?
¿Por qué no se nos permite estar juntos durante el último viaje?
¿Cuñanto tiempo más debo esperar para partir?
¿No es una actitud demasiado injusta hacia quien nada debe hacer en el mundo terrenal?
La casa del poeta fue transformada en museo.
Administra el lugar una de sus nietas.
Nacida el mismo día que vos.
Nada es casual en esta vida insípida.
El espacio de Matilde está igual.
La falta de armonía en el rincón de Don Ernesto no se ha modificado.
Allí el tiempo comienza a desfallecer.
¿Cronos ha llegado tu fin?
Lo dudo.
Los seres maliciosos alcanzan la vida eterna.
¿Nunca será de mi agrado tu compañía?
Impiadoso con la ayuda de la muerte, arrancaste de mi lado a mi descendiente.
¿Nadie te comunicó que los amores inconmensurables nunca mueren?
¿Hasta cuando deberé soportarte?
¿Qué se siente al estar vivo dependiendo de la realidad de otros terrenales?
¿Has comprendido que mi hijo nunca estará muerto para mí?
¿Hasta dónde llegará tu necedad?
¿Por qué esa malsana intención de vulnerar mis sentimientos?
¿No te alcanzó finiquitar con los proyectos de mi hijo?
¿Estás pidiendo te respete?
¿Por qué?
¿Cuándo desaparecerás de nuestras realidades?
¿Has sido tan necio como para intentar quebrantar el amor que nos tenemos con mi descendiente?
Nada surtirá efecto.
Somos como los hermanos siameses que no se pueden separar.
Tenemos las convicciones que a vos te faltan.
No pierdas más tiempo.
¿Sabías que el amor incondicional no se puede romper?
Tesoro de mis entrañas, te amo más que a nadie, en esta y otras vidas, por ello te pido nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=Lg1t56JucE4
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment