Monday, July 15, 2019

INDEFINIDO



Abstracto, así es mi estado cuando estamos tan cerca de la fecha de los cuatro años de tu partida.
Tu muerte me acerco a la peor de las tragedias, la menos pensada o esperada.
Tenías demasiado para dar y seguir en el camino de los terrenales que deseo abandonar prontamente.
Priorizo por sobre toda mi existencia, estar a tu lado y volver a sonreír.
Sentir tus abrazos, la tibieza de tus manos sosteniendo las mías.
Depositar en tu mejilla alguno de los besos que debo guardar con dolor pues sé, no llegaran a su amoroso destinatario.
¿Cómo te vería si ello ocurriera?
La urna conteniendo tus cenizas, poseía dos cerrojos.
De no haber estado, jamás hubiese introducido mis manos en su interior.
Debo confesar que una vez que las entregué después de treinta y nueve días y noches oscuras, me pregunté por qué no había sacado fuerza para tener algunas de ellas y contenerlas en una medalla para colgar en mi cuello.
No pude.
Deseaba que como las aves del Paraíso atravesaras los nueve cielos que Dante retractara en las letras de su obra cumbre.
¿Estás en alguno de esos nueve o en otros?
¿Existe el Edén?
¿En alguna ocasión has visto al poeta transitar con su amor por allí?
¿Es todo producto de la imaginación?
¿Por qué no puedo estar con vos?
¿Qué hago aquí?
Recordar.
Unos de tus hermanos del alma, quería recrear la última cena que tuvimos fuera de casa cuando faltaban solo veintiún días para tu propio final.
Al principio accedí.
Ayer le envié un correo diciéndole que no estaba preparada para revivir momentos póstumos que transitamos en perfecta comunión.
¿Habré provocado su enojo?
¿Podrías aparecer en sus sueños para contarle de mi fragilidad respecto a vos?
De ese día, evoco la impotencia e indefensión, ante el médico que te atendió diagnosticando con ligereza.
Imposible creer que no se dio cuenta de tu palidez mortal.
Parece que priorizan el cobro de muchas consultas antes que el ser humano enfermo.
¿Para qué están?
¿Por qué el bastardeo?
Ni siquiera fue capaz de auscultarte.
Un triste día invernal.
Cuando salimos la llovizna era tenue.
Te preocupaba no hubiera llevado la capucha de la campera para protegerme.
Otro de los tantos actos de grandeza que siempre te caracterizaron.
A tres semanas de tu muerte pensabas en mí.
Un grande.
Tal vez quienes me leen comprendan tu capacidad de amar a tu madre al punto de haber querido darme tu capucha que por supuesto rechacé.
¿Comprenden por qué siempre digo que mi hijo es un ser especial?
No solo es así con su entorno, también destaco su solidaridad con esos terceros anónimos que precisan ayuda, estímulo.
Allí en esos sucesos estabas con tus palabras y gestos para que ese otro se sintiera bien.
No es fanatismo de mamá desamparada, es reconocer esos valores que se exponen con naturalidad.
Debería haber en el mundo terrenal muchas más personas como vos.
Todo sería diferente si al materialismo que ensombrece al humano predominaran otras virtudes.
Dinero, títulos y honores no mejoran las cualidades escasas de algunos terrícolas.
Al contrario, muestran a sus iguales la orfandad de sentimientos.
¿Algún día terminará el “Tanto tienes, tanto vales”?
¿Cómo es el tránsito por la vida de esos seres que exponen solo miserabilidad en algunos actos que no honran a la humanidad?
¿Conocerán la felicidad?
¿Es todo vanidad?
¿Para que sirve?
¿Acaso la muerte no iguala?
¿Cuál es el sentido de fastuosos monumentos de mármol?
¿Quién ha muerto puede observarlos?
¿Por qué eligen como sepulcro de sus seres queridos las riquezas que poseían los faraones?
¿Pueden disfrutarlas?
¿Para que sirve la ostentación?
La muerte es irreversible.
Hay dos procesos esenciales, el que señala la sepultura o la incineración?
Más allá de aquello que haya dejado como última voluntad quien sabe va a morir, el proceso no se diferencia entre uno y otros.
No temas mi cielo.
No pienso describir la fatalidad pese a conocer cada paso.
A diario espero como el aire que respiro el momento de establecer estos contactos maravillosos.
Aún cuando sea una entelequia puedo sentirte más cerca.
¿Por qué?
Siempre has disfrutado de mis letras.
Fuiste uno de los primeros en descubrirlas en un diario reconocido de nuestro país.
Una de las pocas personas que conocía el apodo bajo el cual escribí siempre.
Te veo correr hacia el puesto de diario buscando la revista dominical, pues allí se publicó uno de mis textos.
Emociones compartidas que también la muerte nos arrebató.
¿Entienden por qué no deseo seguir en suelo terreno?
La soledad duele.
¿Cómo será la tuya en esos espacios tan enigmáticos, misteriosos?
¿Cuándo podré develar la verdad?
¿A quien decirle de mi hartazgo?
¡No deseo permanecer aquí!
¿Necesitaré decirlo en otro idioma?
¿Cuál será?
¿Me ayudarías a encontrarlo?
¿Hoy te dije cuanto te amo?
¿Hasta cuando la tortura de no verte?
Es espantoso pensar en los días que nos separan.
Cada uno agrega como si fuera un fármaco letal, dolor a la peor tragedia que jamás imaginé vivir.
Siempre vuelvo al punto de partida.
No me alcanza con acariciar tus fotos.
No es suficiente dormir sosteniendo uno de tus documentos en mis manos.
Te necesito como el sediento encontrar agua en un oasis en el desierto.
¿Estaré elevando mis súplicas en esos enclaves de arena dorada, elevada en caprichosas figuras por el viento?
Debe ser así.
A esta altura de los acontecimientos nadie me ha respondido.
¿Alguna vez sucederá?
Estoy hastiada de vivir en un mundo de abstracciones.
Tengo una sola utopía por cumplir.
Espero estar con vos.
Tesoro de mi alma, te extraño.
Nunca dejaré de pedir estar a tu lado.
Juntos somos más que dos.
Por favor mientras ello ocurre, no olvides cuanto te quiere tu mamá

https://www.youtube.com/watch?v=Ylxvxqa8tt0

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