Saturday, July 06, 2019
NECTARINAS
Transcurrido el gélido invierno, comenzará en una ciudad cercana, la Expocisión Nacional de la Flor.
No sabría elegir cual de las estaciones conserva cierto agrado para mí.
Te fuiste cuando el frío del invierno arreciaba.
Comenzaste a alegrar cada uno de mis días, en plena estación de las flores.
Día luminoso para nuestras realidades.
Nos reconoceríamos transcurridos pocos instantes de tu arribo a suelo terrenal.
¿Qué adjetivos utilizar para transmitir el momento más hermoso por el que transita una mujer?
Los sentimientos sublimes sobrepasan todas las palabras de nuestro idioma.
Me hubiera encantado recrear tu nacimiento.
La vida tiene dos caras.
Pese a los esfuerzos realizados por ambos, presencié la peor obra de terror de la que se tenga conocimiento.
Tu muerte.
Ausencia que no pudo decir sea temporal.
Es verdad.
Tu esencia está junto a mí.
Así estarás, hasta que llegue el juicio final.
La mayoría de los terrenales, afirma desde sus convicciones más profundas que esa instancia llegará cuando se termine el mundo.
No es posible acordar pensamientos.
Menos se trata de una postura caprichosa de quien escribe.
El final apareció el día en que la muerte sin pedir autorización, te arrancó de mi lado.
Solo las madres que pasamos esta tortura que asfixia, conocemos a que hacemos referencia.
¿Por qué debo morir en pequeñas dosis, cuando mi alma desgarrada quiere más que nada en el mundo estar con vos?
¿No es una arbitrariedad mantenerme en un espacio en el que pido a gritos no estar un solo minuto más?
¿Para qué?
Todo ha perdido sentido.
Como pocas veces necesito salir de mi celda.
Poco me importan los castigos que ellos creen puedo recibir.
¿Existe peor condena que la de haber visto morir a un hijo que se trajo a la vida para vivir?
Presiento que nadie podrá aseverar lo contrario.
La muerte de un hijo no se puede describir.
Menos, es posible transmitir el dolor producido por ese agujero en el corazón que nunca cicatrizará.
¿Tiene importancia?
Decididamente, no.
He de viajar a la ciudad de las flores.
No exactamente al espacio donde se lleva a cabo la muestra.
Quiero conocer uno especial.
Es un invernadero.
Tiene la forma de un chalet de cristal.
Por ellos se filtra la luz del sol para obtener la temperatura requerida por cada especie.
¿Alcanza?
No.
Para ello, esos casitas de vidrio poseen, calefacción o refrigeración, según la época del año, por la que nos toque transitar.
La mayoría de los dueños de los invernaderos son japoneses.
Descendientes de la cultura más pura que se pueda encontrar.
Son respetuosos.
Tienen valores que los occidentales deberíamos intentar tenerlos.
Visitaré a Osuko.
Es propietario de varios invernaderos.
Como el resto de su nombre es demasiado difícil, prefiere lo llamemos Lyn.
¿Casualidad o causalidad?
Uno de los filósofos orientales más conocidos fue, Lyn Yu Tang.
¿Podrías recordar con quien te ama más que a su propia existencia, las veces que me hiciste repetir la famosa anécdota que trasciende todos los tiempos?
El pensador encontró un hombre cantando en la orilla de una playa.
Portaba entre sus manos una urna de madera de cerezos, una de las plantas más bellas del orbe, las cenizas de su esposa.
El pedido de ella fue las derramara en el mar.
No quería una tumba en un cementerio, menos un monumento, deseaba regresar a su propia esencia después del último suspiro.
Los recipientes conteniendo las cenizas de un ser fallecido en Japón son todos iguales.
No existe casta que los diferencie.
Para ello están los mausoleos o en el caso que así haya sido el requerimiento del fallecido, embalsamarlo.
¿Para qué?
No lo tengo demasiado en claro.
Perpetuar la vida, embalsamando a un ser que ha partido, en nada cambiará el destino final.
Continuará estando muerto.
Esa situación no puede cambiarse así se convoquen a todos los regentes de las religiones existentes.
Por toda la eternidad la muerte, jamás cambiará su esencia.
Por ello cantaba el campesino, antes de arrojar las cenizas de su esposa al mar.
Nuestro famoso filósofo, le pregunta ¿Por qué canta?
¿No está triste ante la muerte irreparable de su esposa?
Contesta, sin perder la sonrisa.
“No tendré más al amor de mi vida, a la mujer que me dio a mis hijos.
Ella antes de ser no era nada, a la nada vuelve”
No es necesario ser pensador famoso para admirar a ese hombre sencillo que pudo comprender que su esposa regresaría a su estado primitivo.
¿Puedo imitarlo?
Nunca, jamás.
El amor hacia un hijo no se compara con nada existente o conocido por los terrenales.
¡He llegado!
Lyn es un oriental tan sabio como si propia prosapia.
Delgado, camina como si tuviera un cuerpo con alas que le permite desplazarse a su voluntad.
¿Desean una calificación para comprender mis palabras?
Es etéreo.
Puede volar y elevarse sin tener alas.
No las necesita para mostrar ante qué tipo de persona me encuentro.
Un ser de luz.
No te preocupes.
Tu luminosidad es diferente, por la sencilla razón que te amo, más allá de la muerte.
Se dedica a realizar injertos o nectarina.
En su predio hay varias especies de rosas que mutarán.
No solo en las formas.
También en su colorido.
Mientras me cuenta algo de su historia observa que estoy fiando mi mirada en un injerto especial.
Lyn, perdió a su pareja cuando se produjo la explosión de la central atómica de Fukushima.
Se trataba de una dama de las ciencias, reconocida a nivel mundial
Dio su vida para derrotar las emanaciones radioactivas de la central.
No alcanzó.
Lyn la incineró.
Cubrió la urna con pétalos de flores de cerezo hasta que pudo depositarla, igual que el campesino en las profanidades del mar.
Historia conmovedora.
Decidió radicarse en nuestro país hace un par de años.
Llegó acompañado de Yoko.
Una niña angelical que se expresa perfectamente en español.
Es graciosa como las rosas que cultiva su padre.
Estremezco al conocer que esa niña pronto morirá.
Mientras estaba en la panza de su mamá recibió el efecto de las radiaciones.
Me niego a creer en su próximo final.
Es indecente que una nena inteligente, simpática deba morir por la desidia de otros.
El padre lo sabe.
Mantiene su fuerza.
¡Lo admiro!
Pregunto por una nectarina, compuesta por una rosa de pétalos carmesí con una más pequeña de color blanco inmaculado.
Quiero comprarla ahora.
Con sabiduría oriental, me informa que el proceso de injerto recién comienza.
La rosa blanca junto a la de color rojo, traerán una variedad de fragantes pétalos blancos matizados con puntas blancas.
Deberé espera la próxima primavera su deseo tenerla conmigo.
¿Has tenido algo que ver en mi elección?
He transitado el peor mes del calendario.
Agosto, sin clemencia me recordó sin piedad tus cuatro años de ausencia física.
¡Lo siento, no me alcanza saber que estás tatuado en mi alma!
¡Quiero tenerte!
¡Preciso darte tan solo un beso!
Uno de los tantos que guardo en mi mochila.
¿Sabías sos el único dueño?
¿Enmohecerán?
¿Podrás recibirlos, alguna vez?
Hoy el albur indicó tendríamos un día soleado.
Cumplirías años.
Sí, es diez y nueve de octubre.
No he tenido noticias de Lyn, más allá de las charlas telefónicas.
Iré hacia la ciudad de las flores.
Lyn me entrega u envoltorio.
Allí están, la rosa roja la de color blanco, tiene en sus pétalos manchas coradas.
Lyn me cuenta de ciertos cuidados que debo tener para que su crecimiento sea pleno.
¿Morirá como vos?
No quiero que el hijo de nadie muera.
No es mi deseo verte renacer en una flor para verte partir otra vez?
¿Podrías ayudarme?
Otra vez estoy atravesando en soledad un invierno demasiado congelado.
En menos de sesenta días se cumplirá cuatro años de tu muerte.
¿Cómo se hace para superar ese momento que nunca debió ser?
Hijito, te amo como jamás pensé podía ocurrir.
Te necesito.
Por favor, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=Ls8Q79KoMYw
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