CAMINOS DEL ALMA

Los caminos de la vida suelen parecerse a serpentinas multicolores.
A medida que las desenrollamos decidimos sobre cual de ellos nos conviene avanzar.
No le temo a los desafíos. A veces voy en su búsqueda para probar mi resistencia.
Soy de las personas que cuando se proponen un objetivo no debilitan su marcha hasta lograrlo.
No tengo en cuenta la cantidad de obstáculos que se pueden presentar.
Soy persistente, algunos dicen que un poco obstinada.
Es muy posible que tengan razón.
Desde que no estás mi anhelo más ferviente es encontrarte en los caminos de Dios para poder darte uno de los tantos besos que guardo para vos.
Viajando en la máquina del tiempo tuve la oportunidad de conversar con filósofos, pensadores y poetas del Olimpo.
Desde distintos ángulos y enfoques que requiere el transitar por la vida todos y cada uno coincidieron con lo mismo, perseguir los sueños hasta que cristalicen o por lo menos intentarlo para no quedar con la carga de no haber realizado un pequeño esfuerzo para comenzar a madurar ese sueño que tanto se desea y nos lleva a la desesperación.
Asida de la enseñanza que me dejó Plutarco en su obra Vidas paralelas donde concentra la obra del poeta y dramaturgo Sófocles entendí que no puedo esperar que todo se me brinde sin hacer nada más que esperar.
Ellos me contaron que hay un camino sinuoso y ascendente que lleva a las puertas del cielo.
El consejo de ambos era que lo hiciera acompañada por los peligros que puede entrañar para una mujer sola caminar por lugares desconocidos.
No iré sola tu espíritu aventurero será no solo mi compañía sino también mi guía aún cuando no te vea, vivís prendido a mi alma..
Al principio el camino es plano, el paisaje pareciera pintado por el más excelso pintor.
Caminaré en etapas, descansaré en tu bolsa de dormir bajo el techo de las estrellas.
No perderé demasiado tiempo descansando, solo lo necesario.
Del otro lado de la cadena montañosa que deberé cruzar hay varios campos de flores de distinto color.
Debí atravesar el de flores blancas para llegar a vos.
No importa l tiempo que me demande cristalizar este sueño, el motivo amerita cualquier esfuerzo.
Después de varios días crucé la montaña.
Desde lo alto divisé que las flores formando un abanico como vigías señalaban el comienzo de cada camino.
Entre tanto colorido me costó encontrar el campo de flores blancas.
Conforme entendí que me acercaba a vos.
Era el principio para concluir con mi más grande deseo.
Las flores parecían multiplicarse.
Creí que estaba cerca, me llevó varios días encontrar un espacio etéreo donde todo parecía flotar.
De lejos podía distinguir la melodía de las cítaras ejecutadas por los ángeles.
Una vez más ahogué mi llanto para que me vieras bien.
Divisé tu rostro enseguida tu mirada tan triste como bella me hizo entender que solo podría observarte desde el punto donde me encontraba.
Los besos y las caricias serían para otro momento.
Intercambiamos miradas hasta que un ángel mayor retiró al grupo del lugar.
No fue una visión.
Tus bellos ojos se cruzaban con los míos una y otras vez.
Comprendí que me decías que estabas bien pero que aún era pronto para estar a tu lado.
El amor maternal desconoce los tiempos, es solo amor, el más puro en su diversidad.
Desandaré el camino con la esperanza de volver para decirte cuanto te quiero, cuanto te extraño.
No me acostumbro a vivir sin vos.
Como siempre te pido en cada encuentro que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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