Thursday, February 16, 2017

JARDINES EN TU CIELO




Quienes tenemos la posibilidad de viajar en la máquina del tiempo, en ocasiones se nos conceden sueños especiales.
Tan vívidos que pareciera que estuviera despìerta al punto de poder conversar con esos seres especiales conocidos como deidades griegas o romanas portadores de sosiego para las almas heridas por el dolor más aterrador como significa la pérdida de un hijo.
Después de varias noches, ayer pude conciliar el sueño.
Sueño profundo y reparador.
En ese estadío onírico recibí la visita de Mnemósine hija de Gea y Urano, deidad griega de gran belleza física y espiritual.
Fue consagrada como Diosa de las Musas y de los Ríos.
En aquellos tiempos a las personas que estaban próximas a perder la vida se les hacía beber agua de los ríos consagrados a ella para que olvidaran su vida terrenal antes que sus espíritus ascendieran al Reino de los Cielos.
La escuché con atención, no me atreví a preguntarle como había llegado a mi casa, entendí que era una pregunta impertinente que podía llegar a molestarla, además no era algo que me desvelara.
Su mirada tan clara como el agua de los lagos `por un momento adquirió el color de la tristeza.
Relato que como todas las deidades vive en un pequeño palacio rodeado de jardines que bordean los ríos que la veneran.
Me contó que Zeus la tomo por la fuerza durante nueve noches seguidas, allí engendraron las nueve musas que nacieron saludables, sin complicaciones en un parto múltiple.
Debo haberla mirado con asombro pues me invitó a confirmar sus dichos leyendo el capitulo del mito desarrollado en La República de Platón.
Sentí que el rubor se apoderaba de mis mejillas.
Con sus manos blanquísimas tomó una de las mías para decirme que no la había molestado agregando que sabe que también conoce mis propias musas que son las que me llevan a escribirle a mi hijo adorado.
Me Invitó a convocarla cada vez que tuviera alguna dificultad para escribir ella entiende que todos los cuentos que escribo tenga un único destinatario, vos mi amor.
Agradecí no solo la visita sino e tiempo que me dedicaba, su respuesta fue “No te preocupes siempre visito a quienes escriben, no olvides que las musas son mis hijas y es un halago que poseas ese don”.
Se acercó al ventanal, sus manos aladas descorrieron las cortinas, expresó que le gustaba el sonido del agua que brotaba de la fuente ubicada allí y la frescura y fragancia de las flores profundizadas en una noche estival que las vestían con cristalinas gotas de rocío.
Expresó que puedo invocarla cuando lo desee o cuando como hoy, como cada día de mi vida te recuerde a vos.
No tardó en explicarme que en ocasiones los terrenales no podemos viajar en la máquina del tiempo para viajar a otras épocas.
Solo deberé invocar su nombre y ella vendrá a nosotros pues notó que no estoy sola sino tu presencia angelical.
Antes de irse tomó entre sus manos tu retrato, tal cual lo hago cada mañana al encender la computadora recorrió con sus delicados dedos tu rostro diciéndome que eras un ser pleno de luz que irradiabas desde tu hermosa mirada.
Ignoro cuanto tiempo estuvimos juntas, imagino que fue el tempo suficiente para desarrollar una charla en la que siempre estuviste presente.
Mi vida tengo la certeza que en tu cielo hay jardines y ríos de aguas cristalinas, alados pájaros de plumaje claro que dejan sus trinos para que los ángeles sepan que es hora de despertar.
Te quiero de una forma que no se puede dimensionar.
Después de hablar con la deidad de las musas y los ríos tengo la seguridad que serías elegido como la deidad de la mirada más hermosa.
Tal vez mi pretensión sea exagerada pero jamás hay que perder la capacidad de soñar
Te pido que si alguna vez me olvide de decirte cuanto te quiero que me lo recuerdes.
Como siempre y cumpliendo ese decreto que conocemos solo vos y yo te ruego que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=3VSQbGVHXlc

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