En todas las grandes capitales del mundo existen mansiones abandonadas desde tiempos lejanos.
Ello hace crecer las Leyendas Urbanas que ha medida que son transmitidas de una generación a otra se van agregando episodios que nadie tiene la certeza para afirmar si aquellas son realidad.
Algunas historias son atragantes otras irrisorias.
Está en cada persona creer o no.
Personalmente no creo en almas errantes estimo que después de la vida terrenal existe otra vida en un plano superior y desconocido.
A pocas cuadras de mi domicilio hay una casa abandonada, en su época de esplendor probablemente haya sido ocupada por una familia.
Hoy los techos están semi derruidos, la mayoría de las tejas que alguna vez lo conformaron penden de la madera que las supo sostener como si fueran pájaros dentro de jaulas abiertas que no se animan a volar en total libertad.
Alguna vez el tuvo un amplio jardín, con césped recién cortado y flores por doquier.
Aquel césped que tal vez muchos admiraran se convirtió en malezas que tapan el frente de la vivienda.
Nadie sabe a quien pertenece, los vecinos cercanos y más antiguos dicen que hace añares que está así.
Dueño tiene pues aparecen carteles de venta de distintas inmobiliarias para venderla, realizando nuevos emprendimientos acordes con el lugar.
Más que hablar me gusta escuchar.
En un comercio al que entré por casualidad se encontraba un señor nonagenario, por la forma de expresarse no tenía las capacidades mentales alteradas.
Mientras esperaba ser atendida, el anciano contó que esa casa nunca sería vendida pues era una casa extraña.
Alguien le preguntó a que refería con ese adjetivo y con vehemencia afirmó que estaba hechizada, no pude evitar que la mueca de una sonrisa se dibujara en rostro.
Por suerte llegó mi turno de realizar la compra que debía hacer, aboné y me fui.
De regreso pensaba en la casa abandonada,
La imaginé en su estado original, habitada por una familia feliz.
Con un gran parque en el fondo con columpios para los niños.
Seguramente mis pensamientos asociaron esa casa con aquella que viví cuando era una niña que le pedía ayuda a su hermana ayuda para tomar velocidad en la hamaca.
Aquellos tiempos se transformaron en dulces recuerdos,
Me encantaría que esa casa no estuviera en tan malas condiciones.
Como soñar no tiene ningún costo por un momento pensé qué felices seríamos vos y yo viviendo allí.
Un barrio tranquilo, de casas bajas que pelean entre sí por ser una más hermosa que la otra.
Estoy conforme con la casa en la que vivo, me duelen las circunstancias que me trajeron aquí.
Tu ausencia se nota cada día más.
El silencio puede llegar a ensordecer cuando el alma está presa de un dolor que no se puede explicar con palabras, es muy posible que nuestro interlocutor a pesar que manifieste que nos comprende no pueden dimensionar el sentimiento que produce la tragedia de perder un hijo.
Siempre digo que solo es capaz de entendernos en su cabal intención solo quienes hayan pasado por una experiencia igual.
Agradezco a todos los que me rodean el esfuerzo diario para brindarme contención.
Los abrazos que recibo son una caricia para el corazón.
No me acostumbro a no tener los tuyos y tengo la certeza que por más esfuerzos que haga nunca encontraré parecerme a la que fui.
Todo fue tan vertiginoso que resulta imposible aceptar que no estás.
Los hijos no deben morir.
Te amo como siempre te pido una vez más que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=6ai8CEYG5lA
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