Una de mis incertezas que deseo revertir es encontrarme con la Diosa de la Soledad que no es otra que Palas Atenea en la mitología griega y Minerva en la cultura romana.
Sus reinos se extendían no solo en Grecia sino en bastas regiones de África y Asia.
Su padre Zeus guardó como un secreto bajo siete llaves quien era la madre de su hija favorita quien desde pequeña mostró si interés por la justicia, la sabiduría innata con la que llegó al mundo, la legalidad y las artes.
Apoyaba desde la adolescencia los movimientos feministas..
Zeus le regalaba fastuosos palacios para que el enemigo de las guerras que lideró jamás la encontran.
En las fiestas lujosas que se celebraban en su honor la intención de su padre era que su hija se casara pues deseaba descendencia de un ser fuera de los patrones comunes.
Atenea decidió conservar su virginidad en forma perpetua por ello fue venerada como Diosa de la soledad.
Su padre tuvo otros hijos uno de los hermanos de Palas Atenea fue Poseidón el Dios de las agua, quien las aquietaba para que su hermana pudiera nadar sin peligro en aquella que eligiera.
Fue retrata por los pintores más famosos de la época y los contemporáneos también.
Sus suaves rastros disimulaban el carácter verdadero de una mujer sin piedad cuando se convertía en estratega para convertirse en una guerrera de temer, tanto por hombres o mujeres que no conjugaban con sus principios conservadores.
Desistí de abordar una vez más la máquina del tiempo.
Me bastó entrevistarla una sola vez para deducir que nunca encontraros un punto de compatibilidad.
Sacié mi curiosidad al saber por qué también era la deidad de la soledad.
Me cuesta comprender que una mujer tan poderosa haya decidido no intentar ser madre, algo natural en cualquier mujer sea dios del olimpo o cualquier mortal.
De algún modo sentí piedad hacia ella, un hijo no solo es la coronación del amor sino la trascendencia de dejar nuestras semillas en suelo terrenal.
Nunca pensé que te irías tan pronto creo que ninguna mamá es perseguida por el terror de perder al fruto de sus entrañas.
Ye recuerdo en forma permanente, te has convertido en el puntal de esta existencia en las que son pocas las veces que puedo sonreír, aún cuando al evocarte la mueca de una sonrisa se dibuje en mi rostro para desaparecer tan rápido como apareció.
Siempre serás esa mitad de mi vida que en muchas ocasiones me hace desfallecer.
Sabes que me levanto quitándome los escombros por que vos me motivas como siempre.
A ninguno de los dos nos interesan los objetos materiales.
Recuerdo como si fuera ayer cuando decías que juntos nos iríamos a vivir a un lugar lejano de las grandes ciudades.
Tu única condición fue que en esa vivienda en el medio de la nada hubiera un centro de salud.
Tenías terror a que me enfermara, juntos vivimos etapas buenas y otras que es preferible olvidar por piedad.
Puedo afirmar con certeza total que no tenías complejos y menos el de Electra.
El mismo Dios que te arrebató de mi lado utilizando como emisaria a la muerte no nos pudo separar aun cuando entre los dos se interponga la eternidad.
Me tranquiliza saber que estuve hasta el final sosteniendo tu mano hasta que tu corazón comenzó a latir cada vez más lentamente.
No escuché a quienes me pedían abandonara la habitación, mirando mi palidez sabían que en cualquier momento podría descompensarme.
Nada de eso me importó mi lugar era estar junto a vos.
El final obró milagros ya no se notaban en tu rostro señales de padecimiento, habían desaparecido las ojeras y tu piel casi transparente mutó al color rosado que tienen los bebés al nacer.
No tengo enemigos y de tenerlos a nadie le desearía semejante calvario honrando tu memoria.
Reconozco que soy impaciente que me gustaría que todo fuera para ayer.
He alcanzado a comprender con fastidio que el tránsito de una vida amada hacia planos desconocidos otorga paz y silencio a quien se va.
Es antinatural que hayas sido vos, puede ser que por ello no acepte que no estás físicamente como dije muchas veces estás tatuado en mi alma para siempre.
Un siempre que a veces suele tardar en concretar nuestros más caros anhelos.
Un siempre que a los otros le cuesta comprender que el peor castigo que puede recibir una mamá es no poder besar a su hijo cada día como antes.
Me han pedido que escriba sobre la muerte de manera filosófica.
No podrá hacerlo siempre volcaría en mis letras mi propia experiencia y eso no es válido en el mundo de la escritura.
Por ahora no lo haré, no estoy capacitada para hacerlo mientras el dolor de la ausencia insista en mantenerme como su prisionera.
Prefiero llorarte en la intimidad que compartimos hasta no hace mucho.
Un día como hoy de hace diez y siete meses tuvimos la oportunidad de despedirnos tácitamente.
En una pizzería luego de una consulta médica, como un caballero me invitaste a cenar.
No voy a develar el contenido de una charla profunda, eso pertenece a nuestra privacidad.
Te quiero eso lo sabés y creo lo sentís tanto como yo, por eso reitero siempre mis finales.
Mi vida nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=gSm-XmUy8H4
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