Solitaria camino por senderos que conocimos juntos.
Noche oscura sin luna no logrará que equivoque el sitio por donde debo y quiero hacerlo.
Ciertos espacios solo son conocidos por la memoria que activa los recuerdos de un pasado que no fue lejano.
Me desplazo fuera de la banquina, no hay tránsito en la ruta que solo conoce Dios.
Pese a elo de tanto en tanto las luces de un vehículo me iluminan.
No temo a los roedores que cruzan de un lado al otro, tal vez en otros terrenales causen esa sensación de repulsión que causa su presencia imprevista.
Las dejo pasar sé que si no las molesto mi presencia pasará inadvertida como un fantasma nocturno que no tiene pretensiones de asustar a nadie.
Noto las malezas crecidas, nadie se ocupa de cortarlas por allí son pocos los autos que se desplazan hacia un sitio donde existe un barrio como cualquier otro.
Olvidé mi reloj ese que con tanto orgullo y esmero elegiste para mi sabiñendo de mi pasión por ellos.
Me reconforta recordar que lo dejé a buen resguardo.
Nadie de mi entorno pensó que saldría a caminar a esa hora.
Sonrío ante las recomendaciones que recibí antes de salir, una de ellas fue que no fuera sola por la ruta que ahora camino con absoluta tranquilidad.
Ellos no alcanzan a comprender que nunca estoy sola siempre me acompaña tu presencia añorada.
Aún cuando no te puedar visualizar siento que caminás a mi lado como si fueras un custodio especial que impediría que algo le pase a su mamá.
A medida que avanzo, las luces de las casas comienzan a apagarse, eso me lleva a deducir que es más tarde de lo que imagina.
A medidas que los focos se casan de alumbrar ese camino que no me llevará junto a vos en el cielo las estrellas brillan más que nunca.
Ese titilar incansable estoy segura que está dedicado a vos.
Observo las luces altas encendidas de un auto que se aproxima en la misma dirección que camino, no tengo miedo solo me inquieta la persistencia del conductor que me invita a acercarme al lugar que yo quiera.
Pierde su tiempo mis pensamientos tienen un único vector y por más que me ofrecieran llevarme al Paraíso diría que no.
Demora en darse cuenta que esta mujer solitaria que camina sin saber muy bien hacia donde dirige sus pasos ni siquiera le dedicará una mirada de rechazo, ante el mutismo de mi parte acelera y me deja en absoluta tranquilidad.
Los latidos de mi corazón se aceleran a pocos metros alcanzo a divisar un enjambre de abejas, seguramente han escapado de sus panales y se sienten tan perdidas como yo desde que no está.
Continuo mi derrotero, encuentro un camino de tierra, alcanzo a leer el cartel indicador a unas cuantas cuadras se encuentra el puente que lleva a un río que los lugareños utilizan para sus actividades acuáticas.
Imagino que a esa hora no habrá ningún mortal que me saque de mi estado de profunda reflexión.
El pequeño puente es de madera.
Las mismas crujen bajo mis pies a medida que me acerco al sitio donde aquel se abre en forma de balcón para observar un paisaje excepcional.
Alguien que ama las plantas tanto como vos a dejado maceteros.
Me atrae uno en especial, está repleto de azaleas rosadas amadas por alguien a quien extraño mucho porque fue una gran mujer que ya no está y tengo la certeza que te cuida como si fueras su tesoro más preciado.
El puente de madera se transforma en mirador.
El río corre presuroso.
Pese a la oscuridad se pueden admirar sus aguas transparentes.
Quietud y silencio es lo que necesito para acercarme a vos para que nuestra conexión siga más allá de la eternidad.
Las luciérnagas sobrevuelan los maceteros.
Apoyada en la baranda del puente me dedico a observar el cielo nocturno.
Pocas veces pude ver un cielo con tantas estrellas brillando en el universo.
Tengo la certeza que tu propia luz hacen que sea vean tan bellas como vos.
Deseo regresar por el mismo camino.
Tego un poco más de tranquilidad para mi alma herida por el dolor de la ausencia más amada.
Camino y revivo cada momento compartido.
La comunión de nuestros espíritus.
Cada día que pasa lo transformo en un descuento para cristalizar mis más caros anhelos.
Te quiero eso lo sabés.
El tiempo aumenta el amor de una madre hacia su hijo que hoy mora en el Edén.
Espérame, en algún momento llegaré para abrazarte y darte los besos que no te he podido dar en todo este tiempo.
Mientras tanto te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=kWI0NOOcVZM
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