Sunday, February 12, 2017
EL CIELO LLORA POR VOS
Marna es deidad masculina fue identificado como el Dios de la lluvia.
Deidad pagaba a la que se veneraba y convocaba en tiempos de sequía.
Algunos historiadores de la época siglo IV AC ubican su nacimiento en Gaza.
El gran Dios Zeus afirmaba que había nacido en la Isla de Creta,
Aquel se convirtió en su amigo y protector otorgándole el lugar más importante dentro de las deidades que vivían en Grecia cerca del Olimpo, aún cuando no lo integraban.
En la cultura romana suelen recibe el nombre de Neptuno aunque este sea el Dios de las Aguas.
En el templo de Zeus uno de los integrantes de los doce dioses del Olimpo se permitía su culto.
En su honor hizo acuñar monedas conocidas como aqueméridas en las que se lo puede ver acompañado de Apolo y Artemisa.
También cuenta a historia que cultivó una gran amistad con el emperador Adriano.
Situación que puso mal a Porfirio, quien luego de perseguirlo primero lo desterró del territorio griego para luego quemar su cuerpo y levantar en tierras de Marna erigir un templo homenajeado de esa manera a la emperatriz Eudoxia..
Pese a los denodados esfuerzos de Porfirio para que todos olvidaran a la deidad de la lluvia solo consiguió exacerbar aún más la figura del dios pagano Marna quien siempre cumplía las advocaciones de los obreros y labriegos para que sus cosechas no sufrieran el efecto devastador de las sequías.
Me hubiera gustado abordar la máquina del tiempo para preguntarle a Marna si la lluvia de alguna manera se puede emparentar con las lágrimas.
Siempre he pensado que el cielo tiene vida propia no muy distinta a la nuestra demostrándonos sus emociones más íntimas mediante los fenómenos climáticos que se gestan en la esfera celeste.
Viento, ciclones o tornados que arrasan con todo para indicarle a los terrenales que no gozan de impunidad para dañar el medio ambiente además de recordarnos que la tierra es la única casa que tenemos mientras dura nuestra existencia terrenal.
Lluvias copiosa que afectan a los seres más vulnerables por desidia del hombre que promete y no hace.
Aquí me detengo.
Presumo que el cielo llora por los desbordes de la humanidad a quien poco o nada le importa el daño que produce a sus semejantes.
Imagino que en cada gota de lluvia que algunos gozan y otros detestan hay lugar para albergar las lágrimas de muchas mujeres que ha sufrido la fatalidad de perder a un hijo.
Ello me lleva a evocar con la mueca de una sonrisa el placer que te provocaban los días de lluvia.
Siempre encontrabas una excusa para salir.
Te pedía que llevaras protección para no mojarte tu respuesta era siempre la misma “si ma”.
Volvías empapado y con la cara más feliz que mi memoria puede recordar.
Encontrabas el planteo perfecto para no recibir un reto, el paraguas no se abría o el viento lo había dado vuelta.
Tu sonrisa con toda la cara me contagiaba y de la supuesta seriedad pasaba a reírme con vos abrazándote.
No hace mucho una de las personas que más admirabas me contó una anécdota que no me pareció extraña.
Había comenzado a llover, ese ser buscaba un refugio para protegerse y protegerte.
Le respondiste con tus características habituales diciéndole es solo agua, la ropa se puede secar.
Una respuesta digna de un ser de luz que a todo le quitaba dramatismo razonando al responder.
No tengo necesidad de viajar en el tiempo para entrevistarme con Marna pese a que los días lluviosos aumentan la nostalgia y el dolor que produce la ausencia del ser que más se amó, ser diminuto que se trajo a la vida sin pensar que esa vida se podía extinguir logrando que sintiera el desamparo en su total y rigurosa dimensión.
Hijo sabés que te quiero más que a esto que se parece a una vida, refiero a la mía que carece de sentido desde que no estás.
Imagino que mis ansias de darte un beso, mirarte a los ojos como antes no es algo desmesurado.
Mientras respire jamás aceptaré que mi hijo adorado hoy es un puñado de cenizas cumpliendo tu póstuma voluntad.
Mientras viva te recordaré vital, sano, tal cual estás alojado en mi alma.
No puedo prometerte no llorarte, nunca la mentira se instaló entre los dos.
Quiero que sepas que ahora te lloro de otra manera, extrañándote como siempre, pero sin tanta congoja que presiento que desde el cielo mirabas con impotencia.
No me cansaré de repetir cuanto te quiero.
No cejaré en el pedido que reitero en cada texto que te dedico, vida de mi vida, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá,
https://www.youtube.com/watch?v=EiNhN11w4vU
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