Wednesday, February 15, 2017
IM FARUN FAROL BAJO TUS ESTRELLAS
Con asiduidad abordo la máquina del tiempo.
Pese a ser un objeto inanimado conoce mis sentimientos y anhelos profundos de encontrarte aún cuando sea por breves segundos para sumergirme en la calidez de tu bella mirada.
Ignoro adónde seré transportada sin embargo tengo confianza plena en esos viajes soñados.
En poco tiempo estaré frente a Astrea, diosa de las estrellas.
Es la hija de Zeus y Temis.
Su padre fue deidad de la justicia, su heredera por mandato de aquel se convirtió en Diosa de la Justicia Divina.
Es una mujer de belleza indescriptible.
Como todas las deidades del Olimpo conoce mis sueños.
No soy recibida en un palacio o tempo como el resto de las deidades griegas.
Es inconfundible, el destino la ha dotado de una hermosura difícil de adjetivar.
Nuestro encuentro nocturno se produce a orillas del mar Egeo.
La luna suspendida en el firmamento será quien ilumine nuestro derrotero.
Además d bonita es joven y amable, juntas observamos bajo la luz de la luna las olas que en su vaivén muestran con orgullos su cresta de espuma blanca.
Cada estrella rinde honores a su paso, titilando con fuerza.
Me explica que el acoso de los hombres hizo que su padre la enviara al cielo para formar una constelación, la más brillante de todas pues àra Zeus era su hija preferida quien decidió rescatarla de amores flamígeros que pronto se apagan y a sabiendas que solo vería a su hija en los nocturnos sin nubes prefirió que estuviera lejos de los hombres que la acosaban en forma continua.
Allí nace la constelación de Virgo, desde la esfera celeste ejerciendo su potestad de representar a la justicia de los cielos, es la encargada del bienestar de todos los que como vos hijo de mi alma moran allí.
Astrea me preguntó si tenía deseos de caminar por la playa.
Comprendió el motivo de mi visita.
Mi respuesta fue positiva, no solo tenía deseos de caminar sino de correr de su mano hacia el lugar que me llevara.
No quiso que repitiera mi historia como Diosa del Universo no la desconocía.
Caminamos durante veinte minutos.
En el medio de la nada se erigía una casa tan misteriosa como atrapante.
No era una construcción lujosa, desde la única ventana que tenía las luces encendidas se podían observar a simple vista, sombras.
Me pidió que bajara el nivel de ansiedad para lograrlo sugirió que mirara la farola que estaba en la entrada.
No se parecía en nada a los faroles que conocemos.
Era distinto.
Dos troncos que mostraban el paso del tiempo oficiaban de columna y sostén de la luminaria.
Astrea es una deidad alada pues su casa está en el cielo azul oscuro de las noches eternas.
Me advirtió que no podríamos acceder a la vivienda pues allí están quienes se han ido al Reinos de los Cielos en un pasado reciente.
Me pidió que observara con atención un espejo.
Para contener mi emoción sentí su abrazo suave como las plumas de sus añas.
No fue una visión de alguien que está a punto de perder la cordura.
En el cristal espejado se reflejaba tu mirada.
Si Dios me quitara el poder de la vista podría reconocerla aún cuando estuviera privada del don de la vista.
Tus bellos ojos sonreían como diciéndome “ma está todo bien”.
Asrea debía regresar su constelación, las luces del alban pintaban el cielo.
Le pregunté si alguna vez podría darte un beso como antes.
Sonrió como sonríen los ángeles, expresando tus hijo recibe cada uno de los mimos que tenés guardados para él.
Por ahora no es tiempo, sé que lo recuerdas con la pasión de una madre a su jijo, agregando que no podía prometerme ese anhelo que tanto deseo.
Volvió a reiterarme que aún no es tiempo para cumplir ciertos sueños, que no deje de pensarte ya que seguirás alojado en mi alma.
Astrea vuelve a su constelación, yo a mi realidad solitaria.
Te quiero como siempre por ello te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mammá.
https://www.youtube.com/watch?v=o8ToYuhduw4
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment