Me gustaría parecerme al dios griego Urano, divinidad de los cielos, hijo de Gea quien lo concibió sola.
Conocido en la mitología romana como Caelius.
Te preguntarás por qué deseo parecerme a ellos.
La respuesta es sencilla tendría la posibilidad de recorrer el Reino de los Coelos con el único propósito de encontrarte.
No pido el imposible de volver a tenerte en mis brazos como cuando eras un bebé al que traje al mundo para que viviera sin saber que prontamente los designios del destino te alejarían físicamente de mí.
Más allá que te sienta enlazado a mi alma quisiera saber como es el cielo desde que estás allí.
Es tan grande el dolor que produjo tu ausencia que daría lo que no tengo para conocer tu nuevo hábitat.
Me perturba saber cómo estás.
So algún ángel de los que te antecedieron en el camino no solo te cuida sino se preocupa por calmar tu tristeza.
No debe ser fácil llegar a un sitio como es la eternidad.
Ignoro si los ángeles tienen momentos de tristeza por no ver a sus seres queridos, si existe alguien que te contenga y seque tus lágrimas cunado puede aparecer la angustia.
Me he convertido desde aquella gélida mañana de agosto en una observadora constante del firmamento.
Te busco somnoliento entre las nubes que a veces ocultan el celeste nítido del espacio celestial.
Te busco cuando las nubes cerradas impiden ver más allá de ellas.
No importan los fenómenos de la naturaleza.
En muchas ocasiones cuando la lluvia se hace presente pienso que alguna gota del agua que derrama pueden ser tus lágrimas.
Siento impotencia al no poder secarlas con la punta de mis dedos como hacía en el pasado reciente.
En la tierra no se ha creado un medicamento que cure los dolores del alma.
No te asistes ni te preocupes por ahora lo puedo tolerar si bien no asumo que ya no estás aquí sino solo en mi corazón.
Quisiera que me hubieras visto envejecer y fueras vos el encargado de despedir a tu mamá.
No pude luchar con la muerte.
Es una dama intempestiva como misteriosa y se lleva consigo a los seres de luz tan rápidamente como un suspiro que no da tiempo a reaccionar
No creo que el tiempo cure esas dolencias sobre todo cuando en sus manos toma al ser que más se ama en la vida para llevarlo a la eternidad.
Te quiero, me hacés falta sos el motor de mi vida, quien me levanta cuando percibe que estoy a punto de caer en un abismo oscuro que no tiene fin.
Te amo de una forma difícil de dimensionar.
No puedo acostumbrarme a esperar mi tiempo para partir.
No encuentro respuesta cuando me pregunto por qué Dios quiso que me quedara aquí.
Deberé esperar sin discutir, mientras el tiempo transcurre vuelvo a pedirte que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=P4xeke4n4mc
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