RUS HORAS, MIS HORAS

Em la antigua Greca las Horas eran las deidades del clima.
Homero en su obra no dice cuántas son t las describe como personificaciones de las estaciones, la justicia, custodias de las puertas del Olimpo y ministras del gran dios Zeus quien les otorgó la virtud de la benevolencia y en ocasiones permitió que su ministerios fuera compartido por Hera.
Suelen cantar acompañadas con el sonido de la lira de Apolo.
Me hubiera fustado conocer a esas Horas veneradas y amadas por otros dioses griegos.
Al representar las estaciones del año en sus manos traían paisajes majestuosos para que todos pudieran disfrutar de ellas.
Mis horas son todas iguales, monótonas, sin razín de ser.
Ninguna trae una flor cuando llega la primavera o una hoja dorada cuando el otoño se va.
Aquellas horas helénicas no fueron madres por elo no conocen la tristeza de perder al fruto de sus entrañas.
En varias ocasiones he soñado que estoy en una amplia habitación,
Lugar extraño pues está decorado con relojes idénticos que cubren toda la superficie, incluyendo el techo y el piso en el que suelo sentarme para observar la hora que marca cada reloj.
Se han detenido en horarios diferentes.
Intento relacionar esas horas quietas con episodios de nuestras vidas.
Están casi todas .
La que señaló el momento que habías llegado a la vida.
Horas de juego,
Las que indicaban que debías ir al colegio o me recordaban a mi cuando debía pasar por vos.
Horas felices que compartimos siempre juntos.
Llama mi atención un reloj igual a los otros que tiene los números en la esfera pero le faltan las manecillas.
Ese objeto tan particular me deja pensando intentando sabér por qué no marca ninguna hora del día.
Por fin llego a la conclusión que ese objeto carente de afijas es el que corresponde al día y hora de tu prematura partida,
Tanto el reloj como yo consideramos que si bien ni podemos disfrutar de tu presencia física, al estar tan vívido en mi alma, quien señala el tiempo transcurrido no tiene hora para indicar.
Un objeto unánime me comprende algo difícil de explicar con palabras que no crucen el espacio terrenal.
También cuento con tu comprensión, mi hijo, amigo, cómplice, un ser lleno de luz al que no me canso de decirle cuanto lo necesito.
Sabés que mientras dure mi existencia estarás alojado en mi alma.
Algún día me será concedida la posibilidad de conocer la eternidad y así poder dar comienzo a otra vida en diferente dimensión.
Las esperas no gozan de mi amistad.
Ellas no entienden nada de sentimientos.
No me queda otra alternativa que estar atenta a sus decisiones.
Ignoro en qué momento las tomarás, mientras aguardo una notificación para comenzar a volar hacia vos, vuelvo a reiterarte que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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