Los recuerdos nuchas veces impiadosos señalan que se cumple el vigésimo tercer mes que no te tengo.
No existen palabras que puedan adjetivar en su cabal dimensión los sentimientos de un dolor que se agudiza día a día.
Salgo de mi refugio con el propósito de reflexionar tratando de encontrar explicaciones a aquello que no las tendrá jamás.
Dirijo mis pasos a una vetusta estación de trenes.
Alguien desconocido a tratado de regresar a la vida pintando el viejo puente de un color rojo furioso que bici tiene que ver con el paisaje.
Termino de bajar el último peldaño.
El salón de espera está tan vacío de vida como mi mente acongojada.
La boletería está cerrada, el aroma a encierro es pestilente.
Encuentro un añejo banco de madera, allí estaré el tiempo que crea conveniente.
Desde mi celular escucho la música de otras estaciones glamorosas,
Los acordes de Vivaldi me llevan a soñar en tiempos pasados no tan lejanos.
Necesito silencio para evocarte con el amor más profundo que existe en la tierra.
Hicimos pocos viajes en ese medio de locomoción que tanto te fascinaba.
Ningún detalle escapaba a tu entrañable mirada.
Conocías mi fogia a los trenes por ello pocas veces abordando un tren.
Vagones modernos reemplazaron a los que alguna vez tuvieron vida propia y hoy duermen el sueño del abandono en viejos galpones a punto de desmoronarse.
Las vías están en un lamentable estado que no permitiría el rodamiento de cualquier formación.
El viejo puente pintado recientemente es mudo testigo de los fantasmas de un pasado donde familias enteras usaban ese medio para pasear o dirigirse a sus labores cotidianas.
De aquello nada ha quedado.
Los seres desalmados han tomado como propios hasta los tornillos de los bancos, exceptuando el que ocupo que alguna vez fuera de color verde y hoy solo quedan vestigios de ese tono.
Por el andén vuelan como pájaros ocres y dorados hojas que nadie levantará.
Pese a que es temprano por los espacios que quedan entre el andén y las vías veo pasar algunas ratas corriendo a esconderse en alcantarillas por las que la dureza del tiempo también pasó.
El abandono es total.
Los roedores volverán a tomar la estación como propia cuando la luz del sol desaparezca del sitio para darle paso a los colores púrpuras del crepúsculo.
Trazando un paralelismo el lugar me recuerda a los viejos cementerios de pueblos rurales.
Las familias más poderosas levantaban monumentos cargados de fastuosidad.
Me pregunta para qué si nadie los visita.
Las placas de bronces están ennegrecidas por que nadie las cuida.
Otra falsedad sin sentido.
Ángeles desnudos en lo altote los monumentos esperan que algún alma piadosa saque la tierra de sus alas que debería ser impoluta.
Qué triste aparentar aquello que no se es.
Tengo la certeza que las almas que ya no están contenidas en suntuosos ataúdes si tuvieran la posibilidad de regresar a la vida morirían otra vez al ver semejante estado de desamparo.
El olvido es imperdonable.
Las lápidas de los más humildes están limpias.
En ninguna falta una flor.
No es necesario llevar un ramo ostentoso sino una simple flor que exprese que por más que pase el tiempo viven eternamente en los recuerdos de quienes en vida los amaron con amor del bueno.
Por ello respeté tu decisión que también es la mía y la de mi familia chiquita
Es muy doloroso incinerar un cuerpo de un ser amado más allá de cualquier dimensión.
Es una manera de comenzar a terminar con el comercio más vil que he conocido, lucrar con el dolor espantoso de los que quedan aquí.
Hoy quiero evocarte como siempre se hace con un ser de luz infinita que a diferencia de los pensadores griegos no estás en el nframundo, allí quedamos quienes intentamos sobrevivir a la peor tragedia que puede sufrir una mamá cuando el destino indica que su hijo adorado debe partir.
Entiendo y hago propios los pensamientos de los pensadores y poetas que alguna vez expresaron que quien se va se dirije a un mundo mejor.
En mis viajes en la máquina del tiempo he llegado a las puertas del cielo.
No lo pude concretar no me dejaron atravesarlas pese a que mis argumentos eran sostenibles en el tiempo.
No pude cumplir mi viejo anhelo de volver a verte un segundo para darte un beso como lo haría cualquier mamá.
He sido privada de la posibilidad de abrazarte mientras me sumergía en la profundidad de tu mirada.
Las reglas de juego son así.
De ninguna manera las acepto aún cuando no me queda otra alternativa que esperar.
¿Esperar hasta cuando?
No tengo las respuestas a todos mis interrogantes.
Posterior a mi paseo por la vieja estación no puedo evitar las lágrimas que no puedo contener.
Sé cuanto te dañaba mi llanto por cualquier causa.
El de hoy es un
grito de la soledad que sabe a hiel.
Sabés de mi amor incondicional hacia vos.
Amor que nunca terminará.
Contra mi voluntad debo esperar los designios del destino, mientras tanto te ruego que nunca olvides cuanto de quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=yb8icchy4H4
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