FOGATA DE RECUERDOS

Faltaba poco menos de dos meses para que finalizaran la escuela primaria.
Los viajes de fin de curso se realizaban dentro del período escolar.
Pasarían con tus compañeros una semana inolvidable en las sierras de Córdoba.
Era tu primer viaje solo, con chivos de tu edad más los profesores y dos padres que los acompañarían durante la estadía.
En la escuela se hicieron varias reuniones.
Los maestros informarían sobre las actividades.
Por sobre todo querían que los padres participaran y se conocieran entre sí.
Puntualmente asistí a cada citación.
Se alojarían en carpas, en un campamento que contaba con todas las comodidades, incluyendo una posta sanitaria por si alguno de los niños necesitaba atención.
Las carpas aprendieron a armarlas en el colegio,
Se les indicó los horarios de las comidas, desayuno y meriendas que todos debían respetar.
La magnanimidad del tiempo en la provincia mediterránea les aseguraba noches frescas y días cálidos.
Se nos pidió a los padres que no cargáramos las maletas de nuestros hijos como si fueran a pasar meses, recordaron que solo sería una semana.
Estabas fascinado, estrenarías tu bolsa de dormir térmica.
Aprendiste en tiempo récord a encender fogatas, cuando terminabas decíás “Si m.a, ya lo sé cuando terminemos de usarla hay que apagarla para evitar incendios” y te largabas a reír..
Pese a la alegría en tus ojitos había algo de preocupación.
Al principio no querías comentar nada.
Dejé que te tomaras tu tiempo.
Sabía que más tarde contarías el problema para encontrarle solución.
Uno de tus compañeritos, ciyo nombre preservaré, era un niño taciturno.
Solo contaba con tu compañía.
El resto de los alumnos se había cansado que a todo respondiera que no.
Tuviste la paciencia de un moje tibetano.
Decidiste compartir la carpa con ese chico e integrarlo al gripo.
Lograste tu objetivo.
Guardo de ese primer viaje, entre otros regalos, la casita del tiempo.
Pese al tiempo pasado funciona como si recién hubiera sido adquirida.
Tu perseverancia natural lograba que hicieras sonreír a las piedras.
El niño volvió feliz gracias a tu templanza,
Siempre irradiando luz.
Tengo infinidad de anécdotas para contar.
Estoy orgullosa de ser tu mamá.
Sabés que te extraño de una manera que no se puede dimensionar.
Ambos entendemos que para el reencuentro debemos esperar, mientras tanto como sierre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=0V8FLjkpd00