LA SENCILLEZ DE UNA FLOR

La topadora va y viene demoliendo una vieja propiedad.
Afuera han colocado un cartel con las imágenes del nuevo emprendimiento inmobiliario que ocupará el predio.
Todas las comodidades en un solo lugar.
Algunos curiosos aminoran la marcha de sus vehículos para mirar el trabajo que se está llevando a cabo.
No piensan que esa actitud puede provocar un accidente ya que se trata de una calle muy transitada.
A diario paso por allí.
Es el camino obligado hacia mi refugio.
Refugio que no llegaste a conocer, seguramente desde las alturas de la eternidad podrás observarlo en detalle.
Gan pasado varios días, el lugar quedó casí vacío.
En una maceta olvidada ha quedado una flor.
Flor que ha sido testigo de las historias que se tejieron en la casa que ya no existe.
Pido a uno de los empleados llevarla.
Contesta que si que en el fondo hay más que ellos tirarán en un contenedor.
Le agradezco, solo deseo la flor roja por su sencillez y belleza.
No está sola.
En uno de los costados ha crecido de su rama original otra flor idéntica, mucho más frágil que pareciera estar muriendo por falta de cuidados.
Traspolando esa imagen a mi realidad me recuerda a nosotros dos.
Siempre juntos.
Pendientes de las necesidades del otro, sin importar si eran muy importantes o no.
Teníamos la necesidad de atenderlas a todas.
Hoy no estás físicamente, si vivís dentro de mí.
Tengo que pasar por el vivero a comprar tierra fértil y un nuevo recipiente que contenga la sencillez de una flor de color rojo como la pasión.
Procedo a transplantar la planta en un medio más adecuado.
No quiero resignarme a perder la flor que asemeja acompañar a su mamá.
Los días van pasando.
Quito las hojas secas, consejo que me dieron en el vivero.
Gan pasado dos semanas, como a diario doy de beber agua a la planta.
Siento sorpresa y confort, la pequeña flor, adherida al mismo tallo que la más grande ha comenzado a erguirse.
Tesoro, siento un profundo dolor al comparar la vida humana con la de las plantas.
Puse empeño para recuperar una pequeña flor.
Si hubieras recibido un trato adecuado tal vez estarías aquí.
Solo Dios sabe por qué fue todo tan diferente.
En un segundo la vida dio un giro de trescientos sesenta grados. Todo cambió..
Ahora aquella flor está recuperada, voy a intentar adivinar en qué lugar la hubieras colocado vos, si te hubiesen otorgado la gracia de vivir un poco más
Esas dos flores unidas son el símbolo del amor inconmensurable que siente una madre por su hijo.
La llevaré en mi equipaje cuando llegue el momento de viajar junto a vos.
Pueden integrarse a las otras flores que existen el Edén.
Te amo, nuevamente te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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