Sería fascinante sin convertirme en una famosa concertista, saber ejecutar el piano para acompañar tu melodiosa voz entonando tangos allá en la eternidad.
No deseo un piano fastuoso.
Estaría conforme con tener uno similar al del gran pianista austriaco Wolfang Amadeo Mozart.
Del mismo tono claro para poder ubicarlo imaginariamente en un jardín.
El eco de sus notas volaría hacia donde estás ahora.
Mis manos se deslizarían cual pájaros sobre las teclas, logrando que el bello instrumento llorara los más hermosos tonos, mientras escucho tu voz.
Es difícil que quien se lleva bien con las letras pretenda ser una pianista.
Conozco casos pero son los menos.
Solo por vos estudiaría el arte de ejecutar el piano.
Tu voz susurrante adquiría una fuerza extraordinaria al cantar.
Si bien maestros educaron la sonoridad y afinación lo tuyo era un don más para agregar a tu dúctil personalidad.
Haría lo que me pidieras con tal de tener la posibilidad de verte un instante y disfrutar de mi hijo adorado como lo haría cualquier mamá.
Sueños locos con promesas por cumplir son los que nacen en la necesidad de ver la figura del ser que más se amó en la vida y de pronto tuvo que partir.
Partir hacia lugares remotos que por ahora tengo vedados.
Confío que algún día no lejano mi sueño se convertirá en realidad.
Tu corta vida fue como una partitura inconclusa.
El autor comenzó a escribir con fuerza, al llegar a la mitad la música era exultante.
Tardó mucho tiempo en encontrarle un final.
Seguramente como tantos terrenales creía en la belleza eterna, tal cual sos vos.
Te extraño.
La espera me satura pero prometí continuar con los designios de la vida.
Te amo y en nombre del amor que nos prodigamos vuelvo a pedirte que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=n0WSlWe32lY
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