La vida es un cúmulo de experiencias que vamos acumulando para aprender a enfrentarla con el menor daño posible.
En los momentos ingratos queremos estar cerca de nuestros seres queridos para no sentirnos como el cactus del desierto, quien pese a ser un bello ejemplar de tres brazos. De gran altura y lucía como sombrero una bella flor que alimentaba con el agua que acumulaba en su interior para mantener sus pétalos intactos pese al rigor de la temperatura, siempre estaba solo.
Se lo veía sonreír con su sonrisa de espinas cuando en determinada época del año, los turistas se acercaban al inicio de uno de los desiertos más grandes del mundo.
Durante dos días no pude establecer esta mágica conexión literaria, que no solo me llena de amor ino que es el momento del día que te siento tan cerca que en luhar de ser tu mamá parezco tu hermana siamesa y estamos unidos por el corazón.
Habrás observado que no estuve sola, vida de mi vida.
La familia chiquita se convirtió en ángel guardián que repartió las caricias que necesitaba ante una situación algo traumática exacerbada por tu ausencia terrible.
Ausencia a medias.
Siempre estás junto a mí.
Ahora adquirí la necesidad de ir con tu pasaporte a todos lados.
Ello me posibilita tenerte entre mis brazos como antes, sin el temor que se pueda romper.
Algo que eventualmente podría pasar con el celular, donde también te tengo como fondo de pantalla, cuando como ayer solo tengo una mano libre para abrir y cerrar el bolso.
No me voy a extender en este punto pues sentí a cada instante tu preocupación, idéntica a la de la familia chiquita y vía telefónica la de dos grandes amigos tuyos que oir suerte heredé.
Te extrañé como si hiciera años que no nos conectábamos de esta manera maravillosa.
Puedo afirmar que sentí culpa por no poder conectarme con vos.
Las letras son una extensión de mis manos.
Sé que las convertís en caricias y besos al recibirlas.
Te sobra genialidad para hacerlo.
De momento no tengo otra manera de comunicarme con el ser que más amo en la vida.
No te preocupes, estoy bien.
Sucede que a veces la psiquis cuando añora aquello que le falta pasa factura con el propósito que reaccionemos ante la adversidad más triste que puede soportar una madre o un padre que han perdido a su hijo amado.
Soñé que siempre estás como antes para cuidarme pues sos un sol tanto aquí como allá lejos en la eternidad.
Conozco de tu amor hacia mí.
Lazos indestructibles que el tiempo no podrá desatar.
La idea de llevar conmigo tu pasaporte es medianamente nueva.
Cuando los miedos me asaltan queriendo tomarme como prisionera duermo con el documento apoyado en mi pecho.
Me recuerda a un pasado reciente donde te ponías en esa posición para que te acariciara la cabeza.
Esos pequeños detalles de la vida cotidiana son los que más añoro,
Lamentablemente no tengo demasiados caminos para elegir.
La espera siempre me dice que ella es prioridad.
No albergo ningún sentimiento hacia ella, si bien reconozco que es la primera acción que debo respetar pues el vehículo que me llevará a tu lado cuando sea el momento.
Odio ignorar fechas.
De nada me sirve enojarme.
Nada cambiará los designios del destino.
Te amo como nunca.
Como siempre te recuerdo que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=JNU4CNUrY_s
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