CAMINAR EN SOLEDAD

Pese a que esto caminando por el bosque en las primeras horas de la tarde, la espesura de las hojas de los árboles, impide se filtren los rayos dorados del sol.
Jamás pensé que volvería a pasar por este sendero, inicio de un bosque espectacular en absoluta soledad.
Soledad que pesa, agobia, profundiza aún más el dolor de no tenerte físicamente.
Situación que ninguna mamá debería pasar.
Nos convertimos en seres vulnerables.
Pocos entienden este disvalor.
Quienes nos conocen de verdad comprenden que pasamos por estados de ánimo espantosos.
Otros sabiendo de nuestra eterna opresión se transforman en seres agresivos.
Atacan por el solo hecho de sentirse poderosos con los seres necesitados de afecto del bueno.
Cambian el sentido del discurso para hacernos sentir culpables de algo que no expresamos, ni siquiera episodios que puedan sobrevolar el pensamiento.
Prefiero recordar nuestros paseos por el bosque.
Siempre tomados de la mano como si alguno de los dos se fuera a perder en esos caminos que hoy mi realidad nor más oscuros, más densos.
La mayor alegría era terminar de cruzar el pavimento.
Unos pasos más allá se abría un camino de sueños.
Sueños simples llenado nuestros corazones.
Caminitos angostos de piedras esparcidas para evitar que en los días de lluvia el sitio se transformara en un lodazal.
En las imágenes crecían gramillas y flores silvestres de exquisita fragancia.
Allí sí, el invierno había despojado de su vestimenta a las especies más añosas.
Sin pudor mostraban los nudos del torso indicando su edad.
En los brazos despojados de hojas, los pájaros de bello plumaje, apoyaban sus nidos.
A caminantes como nosotros nos obsequiaban la melodía de sus gorjeos.
Nos deteníamos para escucharlos.
No teníamos intención que nuestros pasos quebraran las hojarasca asustándolos e interrumpiendo la alegría de su canto.
Nuestro diálogo se transformaba en gestual.
Por nada del mundo nos hubiéramos perdido los sonidos y fragancias del bosque.
Curiosas las ardillas salían del tronco de los árboles, para luego volver a su escondite.
Para transitar esos lugares donde la magia de la naturaleza estalla en todo su esplendor no importa la edad que se tenga.
El bosque es agradecido y a todos recibe sin distinción.
Unos pasos más adelante finalizaba el paseo.
Un lago de aguas tan quietas como cristalinas era el telón que marcaba el final.
¡Cuánto aprendimos de esos paisajes!
Es increíble, la naturaleza humaniza al ser más cruel.
El destino me tendió la peor emboscada, te arrancó de mis brazos sin pestañear.
Recién ahora, luego de transcurridos casi tres años puedo regresar a sitios que caminamos juntos.
A otros donde la felicidad brotaba por cada poro de nuestra piel, jamás volveré.
¿En la inmensidad del cielo existen los bosques?
Quiero creer que sí.
Siempre pienso que el Edén es una réplica exacta de suelo terrenal.
Habitado por todos los ángeles que te antecedieron en el camino y los que arribaron después.
No existen problemas de integración, tampoco las palabras horrendas que dejan secuelas, pues fueron vertidas con saña y maldad.
Anhelo estar en un lugar así.
No solo podría tomarte de la mano sino cumplir mi mayor deseo que es darte uno de los tantos besos que guardo para vos.
Mi tesoro sabés que te amo, siempre un poco más.
Sin ser consultada estoy condenada a esperar, mientras el tiempo sigue demorando mis trámites te pediré, que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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