LOS COLORES DE LA VIDA

La vida es una conjunción de policromías que van cambiando a medida que crecemos o suceden episodios que nos marcarán por el resto de nuestra existencia.
Al nacer un niño, ese bebé gpzará de los tonos blancos de la pureza.
Nada lo contamina.
Se ha comprobado que un bebé no tiene la capacidad de pensar.
Las reacciones obedecen a impulsos.
El crecimiento propicia que incorpore otros colores.
El primer error, lo llevará a pensar que todo se ha tornado gris.
Afortunadamente es pasajero y como siempre decís “Nada dura para siempre”.
Axioma tan certero como doloroso, pues en el mismo incluís la existencia terrenal.
Cuando estamos a punto de lograr un objetivo, cumplir un sueño, todo tiene el color de la esperanza.
Pensamos en rosa en la adolescencia que trae consigo el primer amor,
Sentimiento que puede ser definitivo o no.
Rojo cuando las pasiones encienden los corzones.
En el momento que la tragedia nos toma como prisioneros al arrebatarnos el ser que más amamos y trajimos a la vida para que desarrollara sus proyectos, se convirtiera en un ser con valores que pudiera transmitir, en un instante, el destino decide sin consultar, que a ese terrenal le ha llegado el final.
Nunca más la policromía aparecerá en los pensamientos de su madre.
El panorama es negro como el fondo de un abismo ancestral.
Del negro que representa el luto que antes se usaba, no se sale nunca.
No existe paliativo capaz de aliviar el desgarro que sufre el alma.
Ni en los días que el sol brilla sobre el firmamento, el negro cambia a gris.
Por el contrario, los dorados rayos de Febo, optimizan ese color tan triste que me acompañará hasta el instante en que el destino decida escribir sin dilaciones, mi final.
Es veleidoso y desea que se le interrogue en forma constante ¿Cuándo llegará mi momento para partir?
No lo haré.
Sabe que mi derrotero es viajar a la eternidad para reencontrarme con vos.
A diario me demuestra quien tiene el poder para llegar a esa instancia.
La mayoría de las veces trato de ignorarlo.
Siento un profundo desprecio por ese tipo de entes.
Quiero partir, esa es una necesidad,
El destino la desconoce cosificándome.
Jamás le rogaré.
Es algo que busca para alimentar su ego.
Intento evitar pensar en él.
¿Para qué me quiere en el mundo de los terrenales?
No es cierto que deba cumplir una misión.
Con esas palabras se trata de conformar a quien está desesperado por circunstancias idénticas a las mías.
El destino sabe muy bien cual es mi anhelo.
Cuando nos encontremos se producirá un estallido de colores, celebrando que nuestras existencias continúen unidas en otra dimensión.
Produce hartazgo la espera, carente de sentido.
Tesoro, sabés que te amo, cada día un poco más.
Como siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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