NUESTRAS LUNAS

María, la niña que confecciona corazones color púrpuras, con el propósito de acercarlos a su mamá, quien junto a vos mora en la eternidad,, corre velozmente.
Ante el temor que se produzca una caída le pregunto hacia dónde se dirige.
Con la sonrisa que la caracteriza, responde que subirá la cuesta del cerro para dejarle un nuevo corazón a su mamá.
¿Querés venir?.
Es su interrogación.
Explico a esa niña que conserva las ilusiones intactas, que la esperaré en la ladera, para luego invitarla a mi refugio a tomar algo calentito pues el rigor del invierno se hace sentir.
Entre divertida y apurada responde rápidamente que sí.
Según ella su mamá se parece demasiado a mí, por ello he ganado su cariño, sin invadirla.
Es la primera vez que se despide con un beso.
Sentí conmoción, sus besos se parecen a los tuyos, nunca serán iguales.
Cmprenderás que me ocupo de esa niña desprotegida y en absoluto estado de desamparo.Así, nos sentíamos ambos durante tu internación.
Los pseudo médicos se adueñaron de tu cuerpo, ignorándome de una manera salvaje.
Tan salvaje que les hacia desaparecer su virtuosidad.
Una mañana dije basta y los enfrenté de igual a igual.
Sentí asco cuando me preguntaron qué nivel de estudios tenía.
Otro ultraje.
Rápida de reflejos, les pregunte si de ello dependía la mentira que iban a decir.
Afortunadamente se dieron cuenta que no estaban tratando con una mujer idiotizada por el dolor.
Con rigurosidad explicaron el cuadro de situación.
Ambos lo conocíamos.
Pese a la angustia desencadenada por la inminencia de perderte quería que tuvieran la valentía de esgrimir sus verdades, ante la debilidad de una madre que sabe que su hijo moriría en días.
Detesto la perversidad de ciertos médicos que pese a tener descendencia.
Carecen de sentimientos.
Se dieron cuenta que con tu mamá, no tejerían una novela donde el espanto era el actor principal.
Huí de quejas de otros médicos ante el jefe de ellos.
Solo los traté de salvajes.
No era un motivo para ofenderse ni teatralizar, adjetivarlos con la verdad.
Sentí confort cuando reconocieron que nunca habían atendido un caso como el tuyo, s lo que respondí que era necesario convocar a científicos probos para dejar de martirizarte.
Con María, la niña de los corazones rojo punzó, sucede algo parecido.
Nunca igual.
Está sola.
Muchos mortales menesterosos, tratan de atraerla sin conocer los fines que persiguen.
Estoy para impedir cualquier tipo de conducta extraña hacia una nena que solo confecciona a corazones para su mamá.
Conocés que me transformo en una fiera cuando quieren violentar a un niño de corta edad.
Soy la voz de quines carecen de ella.
Mi único derrotero seguirás siendo vos.
Tesoro sabés que te amo con intensidad, por ello siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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