NUESTRAS MANPS SIEMPRE UNIDAS

El destino intento separarnos para siempre, no pudo cumplir con su objetivo.
más allá de la eternidad nuestras manos siempre permanecerán asidas.
Manos que supieron dar y recibir las caricias más tibias.
Manos sosteniendo un libro de aventuras donde te perdías entre sus letras.
Nunca existió lectura que te alcanzara siempre necesitabas un poco más, consecuencia de haber aprendido a leer cuando eras demasiado pequeño.
Manos que reconocían sin necesidad de mirarlo el CD de ti cantante favorita.
Manos siempre dispuestas a ayudar al otro.
Manos que se extendían buscando la mía cuando era bebé.
Situación que se repetiría en la tragedia de un final inesperado.
Manos que se replican en las de otros hijos cuando acarician a sus mamás.
Lejos de producirme envidia, la ternura brota por cada poro de mi piel.
Si estuviéramos un poco más cerca, tengo la plena certeza que harías lo mismo, acariciar me cuando la vida me coloca ante momentos no gratos.
Siempre estás en mi mente.
Solo con evocarte puedo sentir el calor de tus manos sosteniendo la mía.
Manos que a medida que crecías descubrían las bellezas naturales.
Manos deseosas de abrazar a tu primer mascota, un collie, a quien bautizaste con el nombre de un amigo de la familia.
Te pregunté ¿Qué hacemos si aparece el verdadero dueño del nombre?
Rápidamente respondiste que no vendría pues estaba gobernando la provincia más austral del mundo.
Una mañana llamaron a la puerta de nuestra casa, estábamos solos vos y yo.
Jamás imaginé que sería el dueño del nombre del collie, quien no tardó en aparecer.
Un ejemplar de hermoso pelaje que te seguía a todos lados.
No tardó en llegar la pregunta no deseada.
¿Cuál es el nombre de ese cachorro tan bonito?
Hubiera querido desaparecer.
Rápido de reflejos contestaste que lo habías bautizado con el nombre de nuestro amigo, dado que lo querías muchos.
Lejos de sentirse incómodo, mostró su alegría por tu ocurrencia.
Estuvieron un largo rato jugando con el perro, hasta que nuestro amigo partió a reencontrarse con sus familiares que le habían preparado un almuerzo de bienvenida.
Con absoluta naturalidad expresaste ¿Viste que no se enojó, ma?
Cuando iba a responderte, habías sacado a pasear a tu mascota.
Manos que sostenían a una tortuga, diciendo que era hermosa.
¿No es bella má?
Nunca llegué a comprender porque una tortuga te resultaba bella.
No asentía a todas tus preguntas, en esas ocasiones te respondía que no era de mi agrado ningún reptil.
Manos que desde el cielo se extiende hasta el suelo terrenal para sostenerme.
Sé que no deseás verme vencida.
No puedo evitarlo.
El dolor que no tiene nombre es la pérdida de un hijo.
Tu presencia se advierte en cada rincón de mi refugio.
Quisiera visualizarte, para tomarte de las manos, abrazarte y cumplir el simple anhelo de poder darte un beso.
Estoy cansada de esperar,
Cronos se ha detenido en el camino, necesito que apure sus pasos que en definitiva son los que me llevarán al ansiado reencuentro.
Tesoro sabés que te ampo.
No te preocupes si algún día no te escribo.
Habrás visto que ayer tuve otras actividades.
Para establecer esta conexión mágica necesito tranquilidad.
Te tengo aquí, sentado a mi lado mientras escribo.
Como siempre en cada uno de estos contactos te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.


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