DOLOROSA AUSENCIA

Como el agua clara t rumorosa de los ríos por su cause corre sin cesar.
El reloj de la vida no se detiene.
Continúa su camino sin pensar que cuando toma decisiones deja en el alma de quienes sobreviven s un destino pocas veces fácil de entender, heridas que nunca sanarán.
Hace veintiún meses a esta hora tu corazón había comenzado a latir espaciadamente.
Un latido corto y otro más largo, ambos débiles, cansados.
;i ,amo sostenía la tuya, la izquierda apoyada sobre tu pecho para saber que aún te quedaba un delgado hilo de vida.
La imagen que guardan mis retinas mostraba a mi hijo amado sin signos de sufrimiento.
Hasta el color de tu piel dejaba ver vestigios de paz que se terminarían minutos después.
No hay peor drama ni dolor que presenciar la partida del ser que más se amó en suelo terrenal.
Siempre, como antes seguirás soneo quien con su luz maravillosa ilumine mi derrotero que no comprendo por qué se dio de esta manera tan carente de sentido.
El padecimiento te tomó como prisionero durante dos largas semanas en la que ninguno de los dos quería que amaneciera pues sabíamos que temprano comenzaba la tortura.
Siempre utilizaré ese término ya que los científicos deberían tener un rasgo de humanidad no utilizando a los enfermos como si fueran ratones de laboratorio cuando ellos saben que no existe ninguna posibilidad de sobrevida.
Quiero creer que a ellos llegará la Justicia Divina.
Solo uno de ellos a la mañana siguiente cuando debí reconocer tu cuerpo uno solo de los tantos que te atendieron, me abrazó, me dio un beso y pidió perdón.
No voy a juzgarlos,
Esos pensamientos los conocemos solo nosotros dos.
Quisiera evocarte con alegría.
Un día como hoy no puedo.
Trato de contener las lágrimas para que no te pongas triste.
Sé cuanto te hería mi llanto fuera por la causa que fuese.
No querías que tu mamá llorara por ninguna circunstancia.
Te amo de eso no tengas dudas y como siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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