LLUVIA EN NUESTRAS ALMAS

El cielo s
e muestra amenazante, las probabilidades de una lluvia intensa son muchas.
Cuando estábamos juntos nos fascinaba caminar bajo la lluvia.
Sentíamos una libertad imposible de describir con palabras.
Poco importaba si regresábamos empapados como siempre vos decías “es solo agua, la ropa se puede secar y te olvidás, la caminata bajo la lluvia es sensacional”
Esas pequeñas cosas son las que más extraño.
A tu lado todo tenía sentido.
Hoy cuando el cielo está tan gris, siento que llueve en nuestras almas ya que por más que mire al cielo no podré adivinar en qué estrella brilla tu ser angelado.
Mientras te escribo viene a mi mente la historia de Indra el Dios más poderoso de la mitología hinduista.
Venerado como deidad de los cielos, la atmósfera, guerrero temible.
Como arma portaba un relámpago.
Los agricultores acudían a Indra para que trajera el agua necesaria para sus cosechas.
A veces se excedía y producía inundaciones, anegando los campos, destruyendo los cultivos.
Cuando ello acaecía pedía perdón al gran Dios Vishnú a sabiendas que por varios días sería convertido en ojos que vigilaran que todo volviera a la normalidad.
Específicamente Indra representaba la pupila del ojo derecho mientras su esposa la diosa Sachi la pupila del ojo izquierdo.
Indra era un Dios dotado con tanto poder que era capaz de desviar los vientos que hoy conocemos como Monzones para que las lluvias que generaban no produjeran daños irreversibles.
Hoy que no estás no añoro los días de lluvia, al contrario los rechazo con todas mis fuerzas.
Preciso cielos límpidos con el propósito de ver cada estrella cuando se cuelga del Universo, sé que aquella que titila y brilla con más fuerza es esa en que imagino verte cada noche o imaginar que lo hago aún cuando ello no ocurra en la realidad.
Necesito aferrarme a vos como siempre es la única manera que conozco para que la lluvia que nace en mi alma no se atreva a opacar mis recuerdos.
Ignoro cuanto tiempo debe transcurrir para que en nuestras almas unidas siempre brille el sol.
Quisiera tener la potestad de convertirme en jardinera del Edén.
Mientras desarrollara mi tarea sin descuidar las flores que lo adornan desde una distancia prudente podrá admirarte a vos.
No entiendo por qué si Dios es tan magnánimo no me deja tener acceso a vos.
No estoy pidiendo nada exagerado, simplemente quiero verte aún cuando sea desde lejos.
No puedo asumir tu ausencia, son muchos meses en los que no podeos intercambiar absolutamente nada.
Te amo hijo, te pido que me acompañes en este desafío de querer llegar y no poder.
Mientras el tiempo transcurre con su monotonía habitual solo te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=kpNXrfDv4Y4