SIEMPRE SERÁS MI DESTINO

En la mitología
griega las Moiras eran las entidades de hilar el destino de los mortales desde su nacimiento hasta que se producía la muerte.
Vestidas con túnicas blancas eran reconocidas por todos los ciudadanos de la antigua Grecia.
En la mitología romana se las conoció como Las Parcas.
Homero el gran poeta friego las inmortaliza en sus obras La Ilíada y la Odisea.
Seres de luz como vos.
Estaban presente en el nacimiento de cada mortal cuidándolos y protegiéndolos hasta que impiadosa y soberbia llegara la muerte que nunca llegó a ser deidad.
Pasó bastante tiempo para que fueran reconocidas como deidades, quien las elevó a ese rango fue Afrodita no pudiendo establecer un día de veneración sino decretando que se las honrara toda la vida, ya que a diario aquella se enfrenta con la muerte y son Las Moiras quienes así como asisten el alumbramiento también están presentes en el final.
Hoy quise recordarlas como recuerdo cada día de nuestras vidas.
No puede desprender del relato los quince días de internación que pasamos más unidos que nunca.
No pude paliar tu dolor, solo podía sostener tus manos intentando darte esa fuerza que se iba extinguiendo.
Acariciarte y besarte para demostrarte todo mi amor.
Era el único momento en tu carita se dibujaba una débil sonrisa.
Hasta tu enorme mirada se había achicado por el dolor.
Nunca olvidare cuando me pediste regresar a casa, me costó tomar la decisión de decirte que no.
Tu salud era más frágil que un cristal, entendiste que no tenía los medios tccnológicos para atravesar una descompensación.
A la distancia pienso que querías morir en un sitio acogedor, cerca de tus cosas de tus amigos que velaban por vos a cualquier jora de esos días.
Creo que eso es lo que más me perturba.
Pese a la adversidad y conociendo los dos el final, entiendo que ese fue mi único error.
Solo Dios sabe su me equivoqué.
Solo Él será quien evalúe ese supuesto error.
Quería lo mejor para vos.
Alejaba los pensamientos negativos pensando que tu vida se podía extender.
Mi sueño era llevarte a casa, no me importaba si hubiera sido necesario que estuvieras en una silla de ruedas.
De haber existido esa mínima posibilidad el amor que te tengo y el de toda mi familia chiquita tal vez hubieran podido revertir tan dramática situación.
Te pido perdón por no haber podido evitar que la muerte con su misterio y soberbia creyera te llevaba en sus garras,
Nunca supo que el amor que nos profesamos fue inquebrantable.
Te amo más que siempre, por ello no me canso de pedirte que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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