La mueca de una sonrisa se dibuja en mi rostro al recorrer con el borde de mis manos fotos compartidas de un pasado reciente que perdurará en mi memoria mientras dure esta existencia que me tocó vivir sin pensar remotamente que algún día la crueldad del destino te alejaría de mi lado.
Misión que no pudo cumplir fielmente ya que no pensó que siempre estarías a mi lado sin importar que el tiempo siga su camino.
En ese aspecto no pudo derrotarme pues los recuerdos compartidos nunca mueren pudiendo trascender la eternidad.
Evoco con tristeza tu cara radiante cuando veías que sacaba fotos de manera incansable.
Muchas veces cambiabas aquellas fotografías de lugar.
Pese a que estaban prolijamente ordenadas en un álbum, pasado un tiempo te preguntaba si las habías visto o que me dijeras cual era el nuevo sitio que le habías asignado.
Con la mejor de tus sonrisas me indicabas el lugar.
Me tranquilizaba verlas en los sitios elegidos.
Siempre fuiste muy ordenado.
El tiempo me enseñó a entender tu postura demasiado práctica.
Recuerdo tu bello rostro iluminado por la mejor de las sonrisas que cautivaba a quienes te conocía.
Mi pregunta se repetía ¿Dónde están las fotos de determinado viaje?
Tu respuesta me asombró respondiste con otra pregunta; ¿Mamá tenés memoria?
La respuesta era obvia, tengo memoria pero quiero ver las fotos ahora.
Tu acotación era profunda, reveladora y real, decías que aquello que buscaba estaba en mi mente, que tantas fotos ocupaban demasiado lugar y habías decido deshacerte de ellas dado que sabías que tu mamá se acordaba del más mínimo detalle que hubiera fotografiado.
Imposible retarte tus besos y abrazos borraban cualquier vestigio de enojo.
Muchas las guardaste en la computadora.
Hoy mientras buscaba un objeto cayeron en mis manos varias fotos ue no sé por qué decidiste conservar.
Una de ellas ilustra este relato.
Pienso que en tu nueva morada tu risa resonó en el espacio celestial al ver que tu mamá encontró algo que le brindó un momento placentero que por unos segundos disipó el dolor que significa no tenerte físicamente.
Un ser maravilloso que nunca pensé me pudiera faltar.
Hijo de mi alma tu ausencia duele, el tiempo profundiza las heridas que produjo tu partida inesperada.
Pese a tenerte anclado en mi corazón no alcanza.
Sé que podés comprenderlo pues nuestro amor de madre a hijo fue y seguirá siendo inconmensurable.Desearía tener la potestad de poder regresar en el tiempo para recrear cada momento compartido.
Asidos de la mano recorrer los mismos lugares que tuvimos la suerte de conocer.
Sentir una ternura infinita cuando un paisaje impactaba en tu ser.
Fuiste y serás tan expresivo que sentía un goce indescriptible cuando ante nuestra vista aparecían los paisajes increíbles que hacían reaccionar tus emociones.
No dudo que un excelso pintor hubiera plasmado en la tela la belleza de tu mirada cuando algo te llamaba la atención.
Deseo que se entienda no eras un ser de otro planeta simplemente siempre tenías a flor de piel la sensibilidad que portan los elegidos.
Travieso como cualquier muchachito de tu edad.
Realista y sabio como quien ha vivido muchos años, más allá de la edad cronológica.
Todos esos dones que engalanaban tu pensamiento se extrañan de una manera que no se puede dimensionar.
Nunca te gustaron los halagos excesivos.
Tratabas de pasar desapercibido, no podías tu personalidad exquisita hacía caer todos los intentos que te hacían sobresalir sobre los demás.
No exagero como a veces hacemos las mamás que amamos a nuestros hijos,
Siento algo de confort al intuir que donde estás el padecimiento no existe.
La prueba más fehaciente fue la simple observación de tu rostro en el momento de partir.
No había signos de dolor.
El final propiciaría que nadie más te utilizara para investigar a sabiendas que la ciencia en tu estadío nada podía hacer.
Te amo más que a mi vida, sé que tengo que esperar mi momento que demora demasiado en llegar.
Mientras esperamos no me cansaré de pedirte que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=omvyNmfuC-g
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