Recorro sin mostrar muestras de cansancio la ruta de los viveros con el propósito de encontrar la flor más bella del Recorro mundo para que llegue a tu cielo.
Ambos tenemos (escribo en tiempo presente pues nunca te irás de mi alma).
En los comercios dedicados al cultivo de flores no encontré algo que nos produjera satisfacción a los dos.
Un presentimiento me decía que en el lugar menos pensado encontraría el objeto de nuestros deseos.
A unas cuantas cuadras de los viveros principales encontré a un ser de sencillez y sabiduría indescriptible.
Mientras estaba en silencio con dulzura expreso “Mi comercio es pequeño, no tiene las dimensiones de los que has visto, sin embargo creo tener entre mis cultivos esa flor que buscas para enviarle al ser que más amaste en la vida.”
No dejó de sorprenderme semejante revelación sobre todo porque no le había comentado absolutamente nada de mi búsqueda.
La curiosidad me llevó a caminar junto a un desconocido tan amable y cariñoso como un padre.
Si mirada transparente logró que acompañara sus pasos hasta un pequeño vivero,
No tenía el lujo de los otros pese a ello en el local vidriado encontré flores que jamás había visto en ninguna parte.
Se detuvo a explicarme que donde veía un techo cubierto por una lona de color verde para evitar la entrada de los rayos de sol, calefaccionado con una temperatura ideal, cultivaba flores exóticas en honor a su esposa que partió al mundo que hoy habitás.
En recipientes de piedra de tonos blancos, visualicé especie que nunca habíamos visto.
Le pidió a su asistente que trajera un vaso de agua para mí, dado que notaba el cansancio de la caminata sumado a un sentimiento de derrota surgido no solo de la soledad sino por estar buscando algo especial que creía tener en ese refugio impregnado de
Color y fragancias exquisitas.
Durante la charla expresó que era el único en la zona que trabajaba con especies florales únicas.
Exportaba algunas especies exóticas para los fabricantes de perfumes tradicionales.
Entendí que no es necesario tener lujos como los otros viveros donde no había variedades florares sino aquellas que podemos encontrar en cualquier punto de venta.
Pregunté por qué solo cultivaba especies tan exóticas que difícilmente se encontraban en los comercios tradicionales.
La respuesta fue sencilla, lo hacía en memoria de la mujer que le había enseñado a injertar distintas plantas consiguiendo floraciones diferentes y exclusivas.
Otra vez te mencionó a vos intuyendo que por ser especial y luminoso debías recibir en el cielo una flor que no fuera como cualquiera de las otras que conocemos habitualmente.
Al notar mi cara de sorpresa dijo no era necesario ser sabio para darse cuenta del dolor del prójimo.
Según su perspectiva bastaba mirarlo a los ojos para ingresar a las profundidades de un alma doliente.
Concluyo su reflexión diciendo que ambos habíamos sufrido pérdidas irreparables aún cuando la mía era más angustiante pues con el tiempo el podría superar su duelo mientras que el mío permanecería encendido como flamígera antorcha mientras durara mi existencia.
Agregando que había observado que mis ojos miraban con insistencia una flor de belleza indescriptible tanta que jamás la había visto en ningún otro sitio.
Con delicadeza la fue a buscar.
Contándome al ver mi cara apenada al pensar que me llevaba el único ejemplar que no me preocupara dado que esa flor ya tenía sus propios hijos a punto de florecer.
Intenté abonar la compra.
El dueño de
ese lugar tan mágico como misterioso no aceptó. Alegando que las flores destinadas a los ángeles no se cobran pues no son parte del mundo material.
En el instante que me despedía me preguntó su podía darme un abrazo ya que jamás había visto a una mamá consternada por la pérdida de su más valioso bien.
Mientras me acompañaba al auto pronunció con voz queda.
Tu envío llegará a destino con todo el amor que le tienes a tu hijo.
Estoy seguro que la recibirá como un tesoro que le manda su mamá.
Mi vida, la flor más bella está en camino. Un sendero largo que no me permite saber cuando arribará a la eternidad.
Quiero que sepas que cada pétalo lleva impregnado mi amor, acarícialos tengo la certeza de recibir ese intercambio de amor.
Lleva esa flor cerca de tu cara de ángel sonriente.
Se que percibirás uno de los tantos besos que hace más de seiscientos veinte días no te puedo dar.
Beso tu alma a diario en este contacto que algunos seres me piden interrumpa para que descanses en paz.
Si dejara de establecer está mágica conexión mis sueños comenzarían a marchitarse.
No quiero que eso ocurra hasta que Dios disponga el anhelado reencuentro.
Mientras esperamos el paso lento del tiempo te ruego que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=eKToMG2p9-o
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