Sunday, November 13, 2016
TUS HORAS SON MÍAS
Única razón de mi existencia, hace quince meses comenzaríamos a transitar un camino plagado de escollos.
Agosto es un mes gélido, rda mañana pese a la palidez que te caracteriza te levantas a desayunar como si no pasara nada.
Ninguno de los dos imaginó que era el comienzo del final.
Inventábamos chistes tratando de evitar el momento que llegaría cerca de la medianoche.
Tu mirada siempre brillante había perdido esas chispas encendidas que le otorgaban un brillo especial.
Recuerdo que te pregunté varias veces si te sentías bien, tu respuesta para no intranquilizarme era “si ma”.
La mejor decisión fue llamar al servicio de emergencias que decidió prontamente tu internación.
Recuerdo que mientras esperábamos la ambulancia llorábamos abrazados como dos chicos.
El llanto solo se interrumpía para decirnos cuánto nos queríamos te agradecí veladamente todo lo que pasamos juntos, escribo esa palabra pues tenía que tomar recaudos para que creyeras que tu ma te veía más animado.
El ulular de la sirena se sentía cada vez más cerca estremeciendo mi alma, en tus ojos cansados parecía no existir el temor.
Durante el viaje construimos proyectos, edificados sobre bases endebles, cualquier brisa los destruiría.
Planificamos viajes a los lugares más insólitos.
Te preocupaba el silencio que obtuviste como respuesta a los dos últimos llamados que hiciste antes de salir.
Llegamos a destino querías que no me asustara y le pediste al enfermero bajar en silla de ruedas y no en camilla.
Mi ángel hasta ese detalle cuidaste por mí.
Nos internamos juntos, tu miedo se acrecentaba con el correr de los días pese a que nada decías.
Solo una vez me confesaste que temías que si algo de ocurriera no estuviera a tu lado, sabiendo que jamás me apartaría de vos.
Me prometí a mi misma no derramar una sola lágrima mi intención era que vieras una mamá sin preocupaciones, alentándote en algunos pequeños avances, disfrazando los retrocesos para que tu partida que ambos sabíamos que ocurriría y lo callábamos fuera apacible.
Siempre supiste que alguna mentirilla te decía para que estuvieras tranquilo y sé que obtuve tu perdón.
Todas las horas transcurridas de esa mañana tan bella de agosto las considero mías o nuestras.
Sé que desde donde estás me cuidas y escuchás cada pedido que te formulo.
Habrás observado que no derramo tantas lágrimas para que no te sientas mal, algunas a veces no las puedo contener.
¿Sabés cuánto te quise y te quiero?
¿Pude transmitirte la intensidad de i amor?
Sueño con soñarte pero por ahora ese anhelo es escurridizo, es la única manera en la que podría abrazarte y besarte.
Son demasiados días sin que pueda hacerlo.
Algún día sucederá, mientras espero ese día glorioso imagino que sabés cual será mi pedido, nunca olvides cuanto te quiere ti mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=qgLHX4URJZE
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