Quisiera ser una poetisa consagrada para dedicarte las más bellas letras, esas que se merecen los seres de luz como vos.
O tal vez poseer por unos instantes el don de una pianista cuyas manos como pájaros vuelan sobre el teclado ejecutando música que nadie más que vos pueda escuchar en ese nuevo hábitat tan lejano y eterno que por más que agudice la vista no puedo visualizar tu adorada imagen aún cuando pueda mirarte con los ojos del alma,
Por qué no una eximia pintora que colocaría el atril que sostiene la tela para regalarte los paisajes que recorrimos juntos.
Quisiera amalgamar todas las artes en una, no para utilizarlas al unísono sino para que cada una de ellas llegara a la eternidad en el preciso momento que tu estado de ánimo celestial lo necesitara.
Por vos aprendería a pintar flores perfumadas logrando que las fragancias llegaran intactas a tu lado.
Bosques en donde pudieras correr a tu antojo y alejarte de mi vista en las habituales travesuras del ayer no tan lejano.
Música para alegrar tus genes artísticos.
Era agradable escuchar tu voz acompañando a tus cantantes favoritos, modulabas la voz de tal manera que al oírte se alegraban todos los que te amaron demostrándolo sin pudor con algarabía.
Me cuesta hablar en pasado del ser que traje al mundo con la ilusión que tenemos las madres cuando nace una vida.
Jamás pensé que algún día te irías de manera tan temprana.
Juntos compartíamos sueños u proyectos que claudicaron ante la presencia de ese ser misterioso llamado muerte que te arrancó de mi lado, dejando truncos muchos sueños.
Pocas veces vi un ser al que le sobraba humanidad un bien tan escaso en las épocas que transitamos.
Todos somos seres terrenales que transitamos temporalmente la tierra, pocos tienen el don de humanos.
No es verdad que el tiempo cure las heridas, tal vez logre atenuarlas jamás cicatrizarlas totalmente.
Muchos ante mi pregunta ¿Para qué sigo? Responden que debo cumplir una misión.
Jamás objetaría esa expresión de deseos.
Cuando solo la angustia es mi compañera inseparable pienso que mi misión era formar una familia,
Traer vida a la vida, logré mi derrotero.
¿Para qué más?.
Es natural que todas las familias que habitan la tierra sufran pérdidas, la más demencial es la que se lleva a un hijo por eso no tiene nombre.
Quien pierde a sus padres es huérfano, a su cónyuge viuda/o según corresponda.
No hay palabra que defina la muerte de un hijo.
El dolor es tan grande y profundo que ningún exegeta o estudioso se ha atrevido a nominarlo.
No existen término para adjetivar semejante dolor.
Sé por sentirte en forma permanente a mi lado que a los dos nos preocupa lo mismo una palabra tan horrible que podría compararse cuando sobre el ataúd de alguien que ha partido hacia otros planos es cubierto por terrones de tierra.
Conocés que me refiero al silencio y al olvido.
No quiero que quienes dijeron quererte te cubran tu memoria con la tapa marmórea del olvido.
No lo juzgo cada quien carga su propia mochila pero prometer en vano a un moribundo es terrible, solo Dios puede traer paz a sus conciencias.
Mi vida tu mamá no es poetisa, tampoco concertista y menos pintora pues soy torpe con mis manos que solo utilizo para escribirte, antes lo hacía para llenarte de caricias.
Fuiste mi primer fanático de estos juegos de letras.
Nunca voy a olvidar cuando me dijiste que votara un cuento de un diario muy conocido, nadie conocía mi seudónimo.
Cuando comencé a leerlo me di cuenta que era el mío, ahí debí confesar que era la autora la dueña de ese nombre de fantasía.
Recuerdo que ese cuento que te fascinó salió en la revista dominical de un diario prestigioso.
Nos enteramos el lunes por medio de una amiga ya que no comprábamos ese periódico.
Recuerdo que recorriste varios puestos de diarios y revistas para conseguir un ejemplar.
El dueño de un puesto de diarios cercano a nuestra casa los tenía atados junto con el sobrante que no había vendido para devolver.
No sé que habrás hecho para que el camión que se los llevaba se detuviera a esperarte.
Volviste a casa corriendo, tus mejillas estaban encendidas por la carrera.
En tus manos agitabas la revista,
Decidimos para evitarte tamaño esfuerzo comprar ese diario todos los domingos.
Muchos cuentos fueron publicados en esa revista, como no avisaban con antelación optamos por comprar ese periódico todos los domingos.
Jamás vi a un hijo tan orgulloso por que las letras de su madre fueran publicadas en una revista de forma de circulación masiva..
Sabés que desde tu partida no escribo más para ese sitio.
Mis textos tienen un único destinatario, el dueño de mi alma.
Con la misma intensidad que te amo, te extraño.
Siento alivio cuando te percibo al lado mío espiando como antes mis relatos.
Querido mío no soy la dueña del tiempo y aún cuando me hayan pedido los finales no lo haré, desde que te fuíste decidí que todos dirían lo mismo.
Mi amor nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=DymUGMxZq5U
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