UN ÁRBOL ROJO

Tarde soleada, apenas cálida de esas que invitar a caminar para observar la naturaleza.
Caminamos hacia el bosque, sé que es uno de sus sitios preferidos.
Al principio es un bosque como cualquier otro, nunca llegamos a conocerlo del todo por su amplitud.
Conversamos en voz baja nos fascina escuchar el melodioso trino de los pájaros entonando melodías que llevan a recordar y porque no soñar.
Me sorprende con una pregunta quiere saber si he conocido el amor, mi respuesta es que aún no, si bien he tenido algunos romances, ninguno de ellos puede recibir el calificativo de amor verdadero, ese que transporta los sentimientos hasta lugares desconocidos,
Le cuento que no encontré al ser que con una mirada me conmueva hasta que el corazón gozoso diga que ha llegado el hombre de mi vida.
Esboza una lánguida sonrisa y dice como si pensará en voz alta que ya llegará y no será difícil reconocerlo.
Hemos caminado bastante estamos por llegar al borde del lago, nunca habíamos llegado tan lejos.
El bosque quedó detrás nuestro, solo hay un árbol de belleza indescriptible de follaje rojizo.
El viento a veces implacable ha dejado sobre el suelo una alfombra roja de hojas crujientes.
Cerca del espejo de agua cristalina dos garzas muestran su esbeltez estática, pareciera que no son seres vivos.
La brisa continua creciendo en intensidad, las hojas del árbol rojo llegan en su viaje fantástico hasta la roca donde estamos sentadas admirando la sabiduría de la naturaleza.
Ha cambiado su mirada, se percibe que está abstraída en sus pensamientos.
Retomamos el tema del amor, expresa con voz queda que existen muchos amores,
Comienza a enumerarlos, el amor de una pareja que enciende pasiones flamígeras, el que se tiene por todo lo que nos regala la naturaleza, el que se brinda con ternura a los animales, el que nace entre los hermanos, la familia,,
Me emociona cuando refiere al amor incondicional es el único que existe entre una madre y su hijo.
No deseo interrumpir sus pensamientos aún cuando sepa que al recordar a su heredero es muy posible que como agua de manantial las lágrimas nublen su mirada.
Entiendo que para ella es necesario desahogarse recordando el amor que tuvo y tiene por ese muchachito que me hubiera gustado conocer no solo a través de las fotografías que su mamá guarda celosamente.
Traza un paralelismo que duele al compararse con ese magnífico ejemplar de hojas rojas.
Tal como se encuentra aquel al borde del lago se siente ella,
Compararon agudeza las hojas perdidas con su propia vida.
Siente que en algún momento inexorablemente por efecto del ciento continuo el árbol quedará absolutamente desnudo, mostrando sus brazos desnudos a quien pueda verlo con los ojos del alma.
Su vida fue un cúmulo de experiencias, no todas fueron un mar de rosas.
Sintió la plenitud cuando trajo a la vida a ese ser adorable y luminosos que la acompaña pese a no estar físicamente pero la acompaña siempre y es su solaz en los momentos más adversos.
Un joven que pese a su edad le infundía fuerzas para enfrentar los avatares de la vida.
No existe algo parecido al amor incondicional de una madre y su heredero, un amor puro despojado de intereses terrenales.
El silbido del viento se torna cada vez más intenso.
Las aguas del lago comienzan a formar un oleaje encrespado,, las garzas han desaparecido,
Los pájaros presurosos retornan a sus nidos para alimentar a sus crías.
Decidimos emprender el regreso.
Transitar el bosque cuando el cielo adquiere los colores púrpuras y magentas del crepúsculo no es aconsejable para dos mujeres solas.
Queda en mi mente ese semidesierto habitado por el árbol rojo.
Retornamos en silencio pese a que yo perciba los sentimientos que la embargan.
La acompaño a la puerta de su casa a la que considera su refugio de recuerdos, a comprendo, allí están las fotos de su hijo amado, estoy segura que lo primero que hará será encender la computadora para acariciar como tantas veces la pantalla del monitor que tiene la imagen de su hijo amado.
Le cuento que este fin de semana es muy posible que no podamos vernos.
El lunes rindo la última materia de mi carrera de Humanidades.
Dedicaré la obtención de mi título a mis padres, a ela y demás está decirlo a su hijo querido y como siempre ella termina sus cuentos le rogaré a ese muchachito que he aprendido no solo a querer sino que se ha transformado en parte de mi familia que nunca olvide cuanto lo quiere su mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=YCtIz_Ge-VU