ISLA NEGRA

¿Quién no se emocionó al leer ka obra del poeta chileno Pablo Neruda?.
Vienen a mi memoria sus
“Veinte poemas de amor y una canción desesperada”
Lectura obligatoria en la escuela secundaia.
El gran poeta eligió vivir en Isla Negra cuando descubrió en aguas del océano una roca negra.
Solía decir que vivir en la costa es más sano que habitar cualquier ciudad.
Isla Negra no es una isla sino una población ubicada a orillas de la costa.
Un pueblo pesquero habitado desde milenios anteriores a la llegada de Cristo.
Fue bautizada con ese nombre por el ilustre escritor con el nombre que lleva.
Un ser perseguido por los poderosos que murió de manera brutal.
En su casa yacen sus restos y los de su esposa Matilde, ella llevaba el nombre de la mujer de otro consagrado de las letras como fuera don Ernesto Sábato a quien tuve el placer de conocer.
No voy a referirme a este último grade sino al poeta chileno para expresar que coincido con sus palabras que es más sano vivir a orillas de un mar inconmensurable que en grandes ciudades.
La razón es sencilla, en las poblaciones costeras no existen los males propios de las grandes ciudades.
El paisaje paradisíaco lleva a quien tiene el don majestuoso de expresarse a través de sus letras solo observando la realidad que lo circunda.
Imagino al gran Pablo Neruda inspirarse en las horas del alba donde solo se escucha el trino de los pájaros,.
El perfecto vuelo de las gaviotas formando una escuadra para despedir a los pescadores que muy temprano y a diario sin importar el clima se internan el mar para sacarle sus frutos que serán su sostén.
El gran escritor tal vez utilizara los colores del crepúsculo para dejar volar su imaginación y volcarlas en el papel sin saber que dejaba un gran legado a la humanidad.
Humanidad que no existió en el momento de ser perseguido, capturado y torturado hasta encontrar la muerte más espantosa que ningún ser humano merece por el solo hecho de pensar diferente.
Hijo de mi vida eras pequeño cuando fuimos a conocer la casa de Pablo Neruda.
Para ese entonces la casa ya estaba convertida en museo que atesora todas sus obras.
Legado perfecto que atravesará el paso del tiempo.
A ese tiempo inflexible que nunca detiene su marcha, le pediría que por un momento me dejara manipularlo para retroceder a los años más felices de mi vida.
Ello posibilitaría cumplir con mi grande deseo volver a verte por un instante.
Instante que aprovecharía para intercambiar miradas como antes y darte uno de los tantos besos que tengo guardados para vos.
Deseo que no se convertirá en realidad.
El tiempo sabe qye la dulzura de una simple demostración de cariño maternal muta a hiel cuando se guarda por demasiado tiempo.
No me alcanza con acariciar tu imagen en el monitor de la computadora.
El frío cristal carece de sentimientos y no me devuelve nada.
Mis manos que cada mañana acarician tu rostro quedan frías, sin devolución.
He pedido soñarte miles de veces, utopía que tampoco se concreta.
Insisto, insistiré siempre porque te amo más allá de los caprichos de la muerte sin sentido.
Amabas e arte tanto como yo, creo me transferiste esa pasión por la belleza a mi.
Ruego no te canses de leerme.
Sé que lo hacés pues lo percibo en mi alma de mamá que ha perdido el tesoro más sagrado que consagra definitivamente a una mujer.
La maternidad.
Cuando se concreta creemos alcanzar el cielo con las manos no existe nada más allá del hijo concebido.
Sé que mi condena es esperar aún cuando me niegue a creer que el ijo que traje a la vida hace poco más de diez y seis meses es un puñado de cenizas.
Respeté tu voluntad hasta en esos detalles nuestros pensamientos estaban en pefecta comunión, como antes, como ahora y como siempre te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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