Saturday, January 07, 2017
VIAJAR EN LA ISCURIDAD
Realizar trámites en la Ciudad de Buenos Aires puede ser placentero,
Con mi amiga decidimos abordar un auto de alquiler para llegar a destino dentro del horario que nos habían fijado.
Yno de mis grandes defectos es ser puntual con el propósito de no demorar a las personas que nos atenderían, de esa forma pensamos que el regreso sería más rápido pues a ninguna dos nos agrada estar en el corazón porteño pese a las bellezas que se pueden encontrar en monumentos y plazas.
No teníamos apuro pero tampoco deseos de perder tiempo innecesario.
El auto que nos transportaba iba a una velocidad considerable, respetando las normas de tránsito,
Por esas cosas del destino el automóvil dejó de funcionar algo demasiado habitual cuando se toman vehículos que ruedan durante muchas horas.
Decidida mi compañera de esto que podría denominar un viaje trunco ela lo tomo con su tranquilidad de siempre.
Abinamos el costo del viaje.
Decidimos que el resto del trayecto que no era muy extenso lo realizaríamos en subterráneo.
Ella sabe que tengo cierta aversión a desplazarme por se medio.
Conseguir un taxi era una tareea titánica.
El transito se había convertido en un infierno, varias calles estaban cortadas por ciudadanos que con pancartas realizaban diferentes reclamos.
Reclamar es un derecho constitucional convertir a los pasajeros en rehenes de situaciones ajenas una falta total de cordura que le impide a otros ciudadanos ejercer su derecho de transitar con libertad.
No queda más opción que desplazarnos en subte.
La estación había sido modernizada hace poco tiempo, los techos estaban cubiertos por pinturas de artistas argentinos, asemejaba al techo abovedado de ciertas iglesias.
El aseo era impecable.
Un cartel luminoso indicaba que todos los coches que integraban la formación poseían aire acondicionado.
Bajo tierra el calor era infernal.
Mi amiga pagó ambos pasajes pues aún no tramité la famosa tarjeta que se utiliza para ciajar.
La formación no tardo en llegar.
Repleta de pasajeros qu como nosotras habían elegido ese medio para llegar a sus trabajos.
No nos importó viajjr de pié pues eran pocas estaciones las que debíamos cubrir para llegar a destino.
Observadora miraba a mis compañeros de viaje, algunos tenían cara de preocupación.
Estimo que tenían temor de llegar tarde a cumplir con sus obligaciones.
Posteriormente observe que las luces del vagón comenzaron a titilar, algo no funcionaba como debía ser.
El tres se detuvo entre dos estaciones.
El guarda informó que deberíamos abandonar la formación y llegar a la siguiente estación caminando por un túnel oscuro.
Mi amiga me tomó de la mano como si fuera una niña.
La temperatura era sofocante, húmeda, impregnada de aromas nauseabundos.
La desidia no conservaba ese lugar oscuro ante la eventualidad que se produjeran episodios como el que nos tocó vivir.
Posteriormente nos enteraríamos que era algo habitual.
Cientos de pasajeros caminabdo en fila india, cuidando de no acercarse a las vías electrificadas.
Una trampa mortal.
El guarda con un farol trataba de iluminar el sendero,, con la ayuda de un megáfono daba instrucciones precisas para que ninguno sufriera ningún accidente.
Esa luz mortecina me permitió ver como las arañas se desplazaban por las paredes en absoluta libertad.
Ratas enormes se habían convertido en una compañía no deseada.
Buscaban alimento, ese que la desidia de algunos pasajeros permite los consigan arrojando desperdicios por las ventanillas del tren.
Los insectos volaban con la impunidad que brinda la oscuridad..
Sentí que no llegaría a la estación, faltaban pocos metros para lograrlo.
No me alcanzaba que m compañera apretara con sus mano la mía.
Hijo te necesitaba a vos.
Durante toda la caminata en la oscuridad pensé en vos.
Si hubieras caminado a mi lado tomándome la mano, el horro se habría transformado en una anécdota.
Tenías el don de desdramatizar cualquier situación.
Tu mano tibia guiándome podría haberme sacado de esa situación incómoda con tu clásico “No es grave ma”..
Tu presencia me acompañó para que no desfalleciera en el intento por llegar.
Las luces lejanas señalaban que estábamos por concluir el viaje del horror.
^pr fin llegamos a la estación.
Compramos botellitas de agua, Marcela se dio cuenta del terror por el que habíamos pasado.
No esperamos el subterráneo que nos levaría a destino aún cuando faltaran dos estaciones.
Subir por la escalera mecánica me devolvió un poco de tranquilidad.
Caminamos las cuadras que nos faltaban para llegar al destino prefijado.
Sentí que mi piel comenzaba a tomar color, el aire fresco de una mañana estival me devolvía a la normalidad
Consultamos el reloj llegaríamos a tiempo.
Necesitaba sentarme en una plaza para recobrar las fuerzas perdidas logrando que mi corazón dejara de cabalgar en mi pecho como un caballo desbocado.
En esa plaza buscamos la sombra de un árbol.
Un rosal de pimpollos blanco me resultó conocido,
Recordé que allí estaban descansando las cenizas de alguien a quien quisiste demasiado y por ende me transferiste ese sentimiento sagrado.
Una paz que no puedo explicar con palabras se apderó de mi alma inquieta.`
Hijo de mi vida sé que desde esa eternidad que se discute desde siglos AC sin poder definir bien qué es siento en cada movimiento que hago que tu cuerpo alado me contiene en los momentos más angustiantes..
Es difícil aprender a convivir con el dolor de la ausencia.
Sabés que lo intento a diario pero la fuerza del amor es tan potente que aún no puedo lograrlo.
No tengo en cuenta el tiempo, la vida a veces es atemporal, no me perturba cuanto deba esperar para lograr el ansiado reencontrarme dos alas gemelas que la muerte separo de manera temprana.
Te quiero como nunca por eso te pido siempre que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá..
https://www.youtube.com/watch?v=-2jF8R47_Y4
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment