Friday, January 20, 2017

LA CAVERNA DE LAS ESTALACTITAS





Otra vez decido transportarme en la máquina del tiempo para viajar a lugares que no he conocido.
La máquina del tiempo conoce mi historia y no necesito decirle al momento de abordarla que deseo llegar a un lugar majestuoso de los tantos que ofrece la naturaleza con la exclusiva intención de encontrarte y cumplir con mi única misión que es estar a tu lado por breves instantes.
Con un micrófono una voz metálica me indica que solo dispondré de una hora para recorrer un sitio espectacular.
Como aquí estamos en verano encuentro que mi mochila no está cargada solo del cariño que te quiero dar.
En un bolsa aséptica encuentro ropa térmica como si hubiera sido confeccionada de acuerdo a mi talle.
Intento preguntar hacia donde nos dirigimos y la única respuesta es que lo sabré al llegar a destino.
No tardaremos demasiado tiempo por lo tanto la misma voz sin rostro me ordena que cambie mi atuendo por el contenido de la bolsa.
No dudo en hacerlo rápidamente movida por el deseo inconmensurable de volverte a ver aún cuando sea un segundo de la hora que me ha sido concedida.
No voy a negar que a esta altura de los acontecimientos tengo más dudas que certezas sin embargo es tan grande el deseo de mirar tus ojos enormes que desisto de hacer todas las preguntas que quisiera formular por el terror a que esa máquina detenga su recorrido y muí anhelo ferviente se trunque a mitad de camino.
Creo reconocer que al llegar estamos a orillas del océano Mediterráneo, no es fácil viajar sin destino certero.
La misma voz metálica me indica que debo bajar a una caverna, no tengo miedo solo curiosidad.
No hay nadie que me acompañe sin embargo siento una mano misteriosa me ayuda a bajar a una cueva de colores amarillos y ocres.
Consulto mi reloj para noo dilapidar la hora que me ha sido concedida.
Deseo respetar el tiempo de los demás aún cuando no sepa quienes son.
A medida que desciendo siento frío.
Contrasta el azul del mar con los colores de la caverna que se parece a un paisaje otoñal.
Al principio la luz solar es suficiente el resto del sendero lo recorreré ayudada por una linterna que sentí estaba en un de los bolsillos de mi campera invernal.
Avanzo y la naturaleza se muestra en todo su esplendor, acabo de ingresar a una caverna de estalactitas, formaciones minerales que se forman por la filtración del agua y el frío congela logrando que queden suspendidas como dagas de cristal transparente desde los techos de ese espacio cargado de misterio y ensoñación.
El frío congela las gotas de agua convirtiéndolas en un paisaje maravilloso.
En mi recorrido puedo observar la luz que presumo son los dorados rayos del sol.
Las estalactitas no son todas iguales, quiso la naturaleza dotarlas de una belleza especial.
Sigo caminando en búsqueda de la luz
No es la iluminación del sol sino el final de la caverna.
Vuelvo a consultar el reloj, no quiero perder un solo minuto de los que se me han concedido.
En cada gota de agua mineralizada que forma ese fenómeno natural conocido como estalactitas creo ver tu rostro, escuchar tu voz diciendo cuídate má.
Llego al final de la caverna puedo afirmar que en cada gota helada de hielo ancestral te he visto.
Como comprenderás no pude acercarme todo lo que hubiera querido para fundirnos en un abrazo de oso.
Debo regresare a mi tiempo la máquina de aquel es inflexible.
Te tuve tan cerca de mi alma como todos los días de mi vida,
No pude convertir en realidad el deseo de darte un beso.
Quieto que sepas que más allá de esos viajes al futuro o pasado reciente serán una constante en mi hasta que pueda hacer realidad mi única utopía estar junto a vos por toda la eternidad.
Que te quiero lo sabés, que te extraño también.
Confío en Dios para cumplimentar mi más ferviente deseo.
Sabés que no depende de mí ese momento soñado por ello una vez más te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=N-n1VNzpKwg

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