Buenos días
hijito querido.
Te saludo en
una mañana con el cielo cubierto y excesivamente húmeda.
Anoche huno
una tormenta de esas que no se olvidan.
Para
contrarrestar, la fealdad de la mañana, seleccioné como imagen una acuarela vistosa a la orilla del
mar.
Un atardecer
majestuoso, con el sol poniéndose en el horizonte tiñó el cielo de colores
varios.
Acuarela en
la paleta de un artista del pincel.
En la
orilla, sentada sobre la arena una mujer a quien se veía de espalda, observando
como sobre la arena las olas dejaban su
corona de espuma, ondeándola.
Espectáculo
maravilloso para observar en soledad.
Hubo, otra razón para la elección, a vos te atrajo
siempre el territorio de Poseidón.
El dios
de las aguas se caracteriza por du
fuerte carácter.
Jamás pensé
se convertiría en un ser dócil, permitiendo, te desplazaras sobre sus aguas
como un delfín.
Hoy a la
distancia podría afirmar, fue quien te presto ayuda en una situación
extrema, logrando, te tuviera un poco más.
La mujer de
la playa extasiada mira el mar.
Desde donde
estoy ubicada prefiero detenerme entre las nubes ensortijadas, buscándote.
¿En cuál de
ellas estarás? ¿Pueden quienes han partido morar entre las nubes?
¿Me dejarían
ascender, para poder darte un beso?
¿Por qué
cuando aparecés en mis sueños, la estadía
es tan breve?
¿No has
percibido el dolor que siento cuando te vas?
¿Por qué el
tiempo camina tan rápido y mi muerte no lo acompaña?
¿Han notado
mi deseo de abandonar la tierra?
¿Por qué me
retienen donde no quiero estar?
¿Quién ungió
a Cronos como el dios del tiempo, teniendo una personalidad tan cruel?
Suele jugar
con su esencia creyendo no lastima a quienes de él dependemos.
¿Por qué no
hubo deidades humanitarias?
Poseo
demasiados interrogantes para formular.
Ha caído la
noche junto al mar.
Fulgurantes
las estrellas se han colgado del cielo.
Noche de
luna nueva junto al mar.
Ella hoy no
se deja ver.
Como todos
estos días que van pasando sin prisa y sin pausa, hoy quiero leamos una poesía
dedicada al mar:
“. El negro
mar, de Nicolás Guillén
La noche
morada sueña
sobre el
mar;
la voz de
los pescadores
mojada en el
mar;
sale la luna
chorreando
del mar.
El negro
mar.
Por entre la
noche un son,
desemboca en
la bahía;
por entre la
noche un son.
Los barcos
lo ven pasar,
por entre la
noche un son,
encendiendo
el agua fría.
Por entre la
noche un son,
por entre la
noche un son,
por entre la
noche un son. . . El negro mar.
-Ay, mi
mulata de oro fino,
ay, mi
mulata
de oro y
plata,
con su
amapola y su azahar,
al pie del
mar hambriento y masculino,
al pie del
mar.”
Hijo
querido, te necesito más que al palpitar de mi corazón.
Sin vos no
soy nada.
Me falta el
puntal que me sostiene.
A veces me
asalta un miedo inexplicable, temo caer en la profundidad de los abismos
ancestrales y no estés allí para rescatarme como tantas otras veces.
Quisieras
develes a mi alma el sitio preciso donde estás.
Prometo no
contarlo a nadie.
He
demostrado desde siempre tener palabra.
Las mías no
están manchadas por la traición.
No pertenezco
al género de quienes prometen pata luego faltarle el respeto a tu memoria.
Como la
fémina de la acuarela me hubiese gustado permanecer allí.
Hasta que me
vengas a buscar.
Es muy
difícil permanecer en espacios adversos. Aún, cuando te permitan conocer a
ciertos personajes que solo están en suelo terrenal para dañar a sus iguales.
Parásitos
societarios que deberían alojarse en el
monte, lejos de comunidades a las que puedan traicionar.
A su debido
tiempo alguien se ocupará de ellos.
Espero
con ansias tu visita.
No cesaré en
mi búsqueda para concretar mis deseos de abrazarte, acariciarte como lo hace
cualquier mamá con su descendencia.
Resulta
imposible dimensionar este amor.
Te amo
tesoro de mi alma.
Por ello
siempre he de pedirte nunca olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=eiDiKwbGfIY
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