Friday, September 10, 2021

RUTA A LAS ESTRELLAS


Buenos días mi cielo.

La mañana está muy nublada, aparentemente la lluvia se alejará solo por unas horas.

Siempre al acercarse la primavera, el cielo llora más, acompañando las lágrimas de quienes esperamos, regresen nuestros amores que han partido con destino incierto.

Incierto no implica algún día regresen, somos nosotros quienes debemos ir en la búsqueda  infinita de ustedes con la ilusión de encontrarlos en algún lugar de ese cielo, del que muchas veces dudamos de su existencia.

La realidad en soledad es la más dolorosa.

Nos lleva por caminos desconocidos con el propósito de encontrarlos y darles un beso, tal cual lo hacíamos cuando teníamos la felicidad de compartir suelo terrenal.

Mientras custodio tus besos para entregártelos, imagino estoy caminado por cualquier ruta de nuestro país.

Noche de luna nueva.

Plena oscuridad.

Un resplandor detrás de la montaña, indica que Helios se entregará al descanso.

Mientras lo espera deja luminosidades purpuras y magenta que dan al manto de estrellas una tonalidad espectacular.

Sé estoy en la provincia de San Juan.

No lo dice ningún cartel indicador, sino la memoria de quien ha recorrido ese camino en tiempos donde la risa era habitual.

La trazabilidad de la ruta pareciera recién  pintada. Líneas blancas inmaculadas señalan la división del camino.

El amarillo aparecerá cuando comience una curva.

No hay tránsito en la ruta de las estrellas.

Solo camino ya hacia ellas buscándote. ¿En cuál estarás?

¿Podré ver tu carita reflejada en alguna de ellas?

No importa la distancia.

La luz de tu mirada indicará, el espacio en que temporalmente, estás  situado.

De no estar allí o en un cometa

¿Dónde te puedo encontrar?

A medida que oscurece se multiplican las estrellas.

Algunas cansadas de estar brillando en el manto ahora oscuro, se despenden y como veloces pájaros  de alas brillantes mutan a estrellas fugaces, surcando el cielo absolutamente negro.

Dicen en ese instante mágico , hay que pedir un deseo.

Desde tu ausencia, muchas estrellas cruzaron  el firmamento.

No te he podido ver.

¿No  han escuchado mi clamor?

Después de una hora de caminata pareciera podré tocar la cadena montañosa con las manos.

Delante de ellas se yerguen pino y otras especies arbóreas.

De noche no es posible observar su verdor, solo son figuras negras, recortadas ante la cadena montañosa.

Las estrellas siguen multiplicándose,  en la esfera celestial.

¿Cuándo podré estar allí?

Tanta demora desespera.

Desearía estuvieras a mi lado para caminar por la ruta de las estrellas.

Se encuentra paz. Alejándonos de la toxicidad que tanto daño y lágrimas logró derramaras.

Ante la hermosura e inmensidad de este paisaje todo ello quedó sepultado.

¿Te dije de la inmensidad de mi cariño?

Te extraño querido hijo y mejor amigo.

Como es costumbre en los últimos enlaces, hoy te dejaré una oda muy especial, nacida de la pluma de un gran escritor.

 

 

“ODA A UNA ESTRELLA

 

Autor: Pablo Neruda

 

 

 

Asomando a la noche

 

en la terraza

 

de un rascacielos altísimo y amargo

 

pude tocar la bóveda nocturna

 

y en un acto de amor extraordinario

 

me apoderé de una celeste estrella.

 

 

 

Negra estaba la noche

 

y yo me deslizaba

 

por la calle

 

con la estrella robada en el bolsillo.

 

 

 

De cristal tembloroso

 

parecía

 

y era

 

de pronto

 

como si Ilevara

 

un paquete de hielo

 

o una espada de arcángel en el cinto.

 

 

 

La guardé

 

temeroso

 

debajo de la cama

 

para que no la descubriera nadie,

 

 

 

pero su luz

 

atravesó

 

primero

 

la lana del colchón,

 

 

 

luego

 

las tejas,

 

el techo de mi casa.

 

 

 

Incómodos

 

se hicieron

 

para mí

 

los más privados menesteres.

 

 

 

Siempre con esa luz

 

de astral acetileno

 

que palpitaba como si quisiera

 

regresar a la noche,

 

 

 

yo no podía

 

preocuparme de todos

 

mis deberes

 

y así fue que olvidé pagar mis cuentas

 

y me quedé sin pan ni provisiones.

 

 

 

Mientras tanto, en la calle,

 

se amotinaban

 

transeúntes, mundanos

 

vendedores

 

atraídos sin duda

 

por el fulgor insólito

 

que veían salir de mi ventana.

 

 

 

Entonces

 

recogí

 

otra vez mi estrella,

 

con cuidado

 

la envolví en mi pañuelo

 

y enmascarado entre la muchedumbre

 

pude pasar sin ser reconocido.

 

 

 

Me dirigí al oeste,

 

al río Verde,

 

que allí bajo los sauces

 

es sereno.

 

 

 

Tomé la estrella de la noche fría

 

y suavemente

 

la eché sobre las aguas.

 

 

 

Y no me sorprendió

 

que se alejara

 

como un pez insoluble

 

moviendo

 

en la noche del río

 

su cuerpo de diamante.”

 

Sé las letras de un poema llegan a tu corazón.

Permanecen guardadas, todas aquellas que escribiste.

Reitero es genético,  tu abuelo materno siempre escribió poesías.

No pudo hacerme ingresar en ese mundo tan especial.

La rebeldía no permitió, pudiera expresarme a través de ese arte.

Debo atribuirlo a ser irrespetuosa con las normas que rigen la escritura de un poema.

Desde siempre preferí la prosa  sin siquiera intentar escribir versos.

¿Hasta cuándo deberé esperar para emprender el último viaje?

Ha llegado el momento para que liberen estas cadenas que me mantienen cautiva.

Sus eslabones lastiman mis manos y el alma.

¿Es tan difícil comprender no quiero estar en suelo terrenal?

¿Acaso están desafiándome  para que opte por un atajo?

No lo haré, la memoria de mi hijo es sagrada.

No merece que su madre tome actitudes psicóticas.

Jamás las perdonaría.

Necesito su amor, no su desprecio.

En los momentos adversos, me acompaña, aún, cuando no pueda visualizarlo, está.

Hoy estoy entre dos encrucijadas delicadas, pues en el medio está la salud de dos personas que quiero.

Desde el primer momento le pedí a mi hijo querido, vele por ellas.

Tengo la firme convicción que lo hará, por ser como es.

Un ángel que no está a la vista de su mamá.

Pese a esa dificultad, sabe es parte de mi ser.

La mitad sana de mi alma le pertenece a él.

Sabes de la intensidad de amor, pese a ello necesito reiterarlo a diario.

Conoce mi hijo no puedo continuar sin su compañía.

Insiste en mi permanencia en suelo terrenal.

Sabe de mis deseos, los omite pues quiere una madre eterna.

Hijo querido puedo tener ese estado en la eternidad.

Aquí, ya no.

Quizás lo último que hagas será ayudarme a partir.

No te demores, preciso estar con vos.

Son injustas las demoras.

En algún momento deberé partir.

¿Por qué no hacerlo, ahora?

Te amo hijo querido, conozco la ruta de las estrellas, permite llegue a ella.

Mientras tanto he de pedirte, no olvides cuanto te quiere mamá.

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=x2D7jHfitzk

 








 

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